~Tardes de cine~
El sábado pasado, aprovechando el puente de Thanksgiving y que hacía frío en la calle, nos quedamos en casa perreando. Una se da cuenta de que se está haciendo mayor cuando un sábado por la noche, en vez de tirarse a la calle como las locas (y no hace tanto tiempo de aquello), le apetece más quedarse en casa, con un vasito de buen vino (o un ColaCao calentito, según como nos pille el cuerpo), tumbarse en el sofá y ponerse una peli. Y si encima hace frío fuera, apaga y vámonos, no necesitas más excusa para quedarte en casa.
Aquí, en la tierra de take out, te lo ponen muy fácil, sobre todo a la hora de tener películas en casa. Al igual que otra mucha gente, usamos Netflix, que es como un vídeo-club, pero por Internet. Pues nada, te apuntas por Internet, das una tarjeta de crédito o una cuenta bancaria a la que te puedan domicilar las cuotas mensuales, y te apuntas al plan que más te convenga, desde los que ven pocas pelis y se apuntan a 1 solo DVD por vez, hasta los cinéfilos (y que tienen tiempo), que pueden tener 8 películas en casa a la vez. Cada plan tiene una cuota mensual que varía dependiendo de la cantidad de DVDs que tengas cada vez. Nosotros, por ejemplo, estamos en un mivel intermedio, 3 DVDs cada vez y nos sale por unos $18.00 al mes.
Una vez que te apuntas, eliges entre todos los DVDs que tienen y te haces tu listado, que puedes actualizar en cualquier momento. Ellos te mandan por correo la cantidad de DVDs a la que te hayas subscrito y cuando terminas de ver tu DVD, lo metes en un sobre con el franqueo pagado, lo echas en el buzón y una vez que lo reciban, te mandan el siguiente del listado. Y no suelen tardar mucho, unos 2 ó 3 días desde que mandas un DVD y te llega el nuevo. ¡Más fácil y más cómodo, imposible!
Lo bueno que tiene este sistema es que no tienes que pagar multas si tardas en devolver las películas; es más, te interesa mandarlas pronto, porque ellos te cobran la cuota mensual, independientemente de que hayas visto un solo DVD al mes o hayas visto 500. La selección es muy amplia, con un montón de películas extranjeras y hasta puedes tener tu comunidad de amigos de Netflix, en la que ves las pelis que ven tus amigos y compartes críticas y recomendaciones. Lo único que no me gusta es la falta de improvisación. Pon que te apetece ver una película en concreto el domingo por la noche, pero no la habías puesto en tu listado, así que te tienes que esperar a mandar una y que te la manden. Probablemente para cuando te la manden, ya no te apetezca verla.
El sábado pasado teníamos en casa un DVD del documental de Ken Burns sobre la guerra civil americana y una película del año 66, en blanco y negro, La batalla de Argel, que, por desgracia, nos hizo pensar que después de tantos años, todavía nos seguimos matando unos a otros, como en el caso de los atentados en Bombay de la semana pasada.
No pretendo hacer crítica de cine (para eso, ya hay muchos blogs que hablan mucho y muy bien sobre el séptimo arte) ni de política internacional, pero sí comentaros que esta película me causó bastante impacto. Rodada en blanco y negro, en árabe y en francés, y dirigida por el italiano Gillo Pontecorvo, La batalla de Argel, narra con un estilo duro y realista, como los argelinos empiezan a organizar atentados terroristas en 1954 para conseguir la independencia de Argelia del gobierno francés, y como el gobierno francés actúa contra los argelinos del FLN (Front de Libération Nationale). Son bastante duras tanto las escenas de la frialdad con que preparan los atentados con bombas en lugares públicos de Argel, matando e hiriendo a cientos de inocentes, como lo son las de tortura por parte de las autoridades francesa, que hicieron que esta película estuviese prohibida en Francia durante 5 años. Hace unos años, se volvió a mostrar en cines y se emitió un DVD dentro de la colección Criterion, que añade varios documentales sobre la película y comentarios de los directores Spike Lee, Mira Nair, Julian Schnabel, Steven Soderbergh y Oliver Stone sobre la influencia, el estilo y la importancia de esta película para el cine posterior. Recomendada para los que les guste el cine.
El sábado pasado, aprovechando el puente de Thanksgiving y que hacía frío en la calle, nos quedamos en casa perreando. Una se da cuenta de que se está haciendo mayor cuando un sábado por la noche, en vez de tirarse a la calle como las locas (y no hace tanto tiempo de aquello), le apetece más quedarse en casa, con un vasito de buen vino (o un ColaCao calentito, según como nos pille el cuerpo), tumbarse en el sofá y ponerse una peli. Y si encima hace frío fuera, apaga y vámonos, no necesitas más excusa para quedarte en casa.
Aquí, en la tierra de take out, te lo ponen muy fácil, sobre todo a la hora de tener películas en casa. Al igual que otra mucha gente, usamos Netflix, que es como un vídeo-club, pero por Internet. Pues nada, te apuntas por Internet, das una tarjeta de crédito o una cuenta bancaria a la que te puedan domicilar las cuotas mensuales, y te apuntas al plan que más te convenga, desde los que ven pocas pelis y se apuntan a 1 solo DVD por vez, hasta los cinéfilos (y que tienen tiempo), que pueden tener 8 películas en casa a la vez. Cada plan tiene una cuota mensual que varía dependiendo de la cantidad de DVDs que tengas cada vez. Nosotros, por ejemplo, estamos en un mivel intermedio, 3 DVDs cada vez y nos sale por unos $18.00 al mes.
Una vez que te apuntas, eliges entre todos los DVDs que tienen y te haces tu listado, que puedes actualizar en cualquier momento. Ellos te mandan por correo la cantidad de DVDs a la que te hayas subscrito y cuando terminas de ver tu DVD, lo metes en un sobre con el franqueo pagado, lo echas en el buzón y una vez que lo reciban, te mandan el siguiente del listado. Y no suelen tardar mucho, unos 2 ó 3 días desde que mandas un DVD y te llega el nuevo. ¡Más fácil y más cómodo, imposible!
Lo bueno que tiene este sistema es que no tienes que pagar multas si tardas en devolver las películas; es más, te interesa mandarlas pronto, porque ellos te cobran la cuota mensual, independientemente de que hayas visto un solo DVD al mes o hayas visto 500. La selección es muy amplia, con un montón de películas extranjeras y hasta puedes tener tu comunidad de amigos de Netflix, en la que ves las pelis que ven tus amigos y compartes críticas y recomendaciones. Lo único que no me gusta es la falta de improvisación. Pon que te apetece ver una película en concreto el domingo por la noche, pero no la habías puesto en tu listado, así que te tienes que esperar a mandar una y que te la manden. Probablemente para cuando te la manden, ya no te apetezca verla.
El sábado pasado teníamos en casa un DVD del documental de Ken Burns sobre la guerra civil americana y una película del año 66, en blanco y negro, La batalla de Argel, que, por desgracia, nos hizo pensar que después de tantos años, todavía nos seguimos matando unos a otros, como en el caso de los atentados en Bombay de la semana pasada.
No pretendo hacer crítica de cine (para eso, ya hay muchos blogs que hablan mucho y muy bien sobre el séptimo arte) ni de política internacional, pero sí comentaros que esta película me causó bastante impacto. Rodada en blanco y negro, en árabe y en francés, y dirigida por el italiano Gillo Pontecorvo, La batalla de Argel, narra con un estilo duro y realista, como los argelinos empiezan a organizar atentados terroristas en 1954 para conseguir la independencia de Argelia del gobierno francés, y como el gobierno francés actúa contra los argelinos del FLN (Front de Libération Nationale). Son bastante duras tanto las escenas de la frialdad con que preparan los atentados con bombas en lugares públicos de Argel, matando e hiriendo a cientos de inocentes, como lo son las de tortura por parte de las autoridades francesa, que hicieron que esta película estuviese prohibida en Francia durante 5 años. Hace unos años, se volvió a mostrar en cines y se emitió un DVD dentro de la colección Criterion, que añade varios documentales sobre la película y comentarios de los directores Spike Lee, Mira Nair, Julian Schnabel, Steven Soderbergh y Oliver Stone sobre la influencia, el estilo y la importancia de esta película para el cine posterior. Recomendada para los que les guste el cine.
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