~1.- Gastronomía: ¿Realmente se come tan mal? ~
Esa fue la primera pregunta que le mandó Samuel a Manuel, y que en seguida nos dedicamos a contestar que tan mal no comemos en Nueva York. Al contrario, comemos estupendamente (no me voy a volver a referir a mis famosos michelines... prueba evidente de que hambre una no pasa). El domingo después de nuestro rodaje en el Central Park, nos trajimos a nuestros sevillanos a Brooklyn Heights para que viesen las maravillosas vistas de Manhattan.
Como estábamos toos esmayaos, pues a Manuel se le ocurrió llevarnos a Teresa's, un polaco en Brooklyn Heights que no estaba nada mal, (y además a buen precio, oiga). Nada, que allá que fuimos y nos jincamos unos pierogis, Manuel, Pedro y yo (Manuel no quería compartirlos conmigo..., como eres); unos spaghetti, Pedro y Samuel se cargó un bocata que levantaban a un muerto. Después nos fuimos al Promenade a sacarle unas cuantas fotos a Manuel y hacerle la vida imposible a una saboría que estaba sentada en un banco, mientras leía una revista de IT (¿pero se puede divertir una un domingo por la tarde leyendo sobre cómo solucionar problemas de tecnología?) y nos miraba con cara de asco porque, sin duda, nos lo estábamos pasando mejor que ella.
Chicos, la próxima vez que vengáis a Nueva York, pero de cachondeo, no de trabajo, Manuel y yo os vamos a hacer un recorrido por los mejores sitios para comer por aquí... Eso sí, queremos una ronda de muy buenas tapas y vinitos en Sevilla cuando vayamos a nuestra Andalucía del alma.
Esa fue la primera pregunta que le mandó Samuel a Manuel, y que en seguida nos dedicamos a contestar que tan mal no comemos en Nueva York. Al contrario, comemos estupendamente (no me voy a volver a referir a mis famosos michelines... prueba evidente de que hambre una no pasa). El domingo después de nuestro rodaje en el Central Park, nos trajimos a nuestros sevillanos a Brooklyn Heights para que viesen las maravillosas vistas de Manhattan.
Como estábamos toos esmayaos, pues a Manuel se le ocurrió llevarnos a Teresa's, un polaco en Brooklyn Heights que no estaba nada mal, (y además a buen precio, oiga). Nada, que allá que fuimos y nos jincamos unos pierogis, Manuel, Pedro y yo (Manuel no quería compartirlos conmigo..., como eres); unos spaghetti, Pedro y Samuel se cargó un bocata que levantaban a un muerto. Después nos fuimos al Promenade a sacarle unas cuantas fotos a Manuel y hacerle la vida imposible a una saboría que estaba sentada en un banco, mientras leía una revista de IT (¿pero se puede divertir una un domingo por la tarde leyendo sobre cómo solucionar problemas de tecnología?) y nos miraba con cara de asco porque, sin duda, nos lo estábamos pasando mejor que ella.
Chicos, la próxima vez que vengáis a Nueva York, pero de cachondeo, no de trabajo, Manuel y yo os vamos a hacer un recorrido por los mejores sitios para comer por aquí... Eso sí, queremos una ronda de muy buenas tapas y vinitos en Sevilla cuando vayamos a nuestra Andalucía del alma.
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