~Un paseo por St. Mark's Place~
Ayer aprovechamos que hacía bueno para darnos una vuelta y hacer unos recados que teníamos que hacer en Manhattan. Normalmente, David y yo evitamos ir a Manhattan los fines de semana porque nos gusta quedarnos en el barrio perreando y porque nuestro metro (el F) suele andar bastante descontrolado los fines de semana y volver a casa dspués de un día pateándote la ciudad puede ser un poco caótico. El trayecto en metro a Manhattan fue bastante interesante. Lo primero que vimos en la parada de Bergen Street, es que aparte de las ratas gigantes que viven en el sistema subterráneo de esta ciudad, parece ser que con la llegada del invierno, las palomas también buscan refugio en las estaciones de metro, como podréis ver en esta foto:
Teníamos planeado bajarnos el la 14 (unas 8 paradas). De repente el metro se empezó a llenar de gente y para colmo nos tocó el loco de turno, de los que van pegando voces en el metro manteniendo conversaciones consigo mismo. En este caso, era un señora pequeñita que andaba bastante mosqueada, no sabemos muy bien porqué o contra quién. A David lo de tener que hacerse 8 paradas con esa señora, con resaca de la noche anterior y mal desayunao, no le hacía mucho plan, así que nos bajamos en 2nd Avenue (sólo aguantamos 4 paradas) y decidimos ir a nuestro destino dándonos un paseo por el East Village, la cuna del movimiento punk en NY, el lugar por el que se paseaban The Ramones y donde Andy Warhol abrió The Dom, un antiguo club polaco.
St. Mark's Place, en la manzana entre 2 y 3 Avenues, ha dejado de ser el sitio punk de antaño para convertirse en una mezcla de mini Tokyo y lugar en el que quedan los estudiantes de NYU, en el que conviven restaurantes japoneses de ramen y de sushi, tiendas de gafas de sol de a $7.00 el par, tiendas de souvenirs de la época punk de Nueva York y este local que lleva un par de años y que me recuerda a Tokyo un montón. Si en Málaga tenemos máquinas que te dan tabaco (y el cambio a la vez que te dan las gracias) o que te venden latas de Coca-Cola; en Tokyo tienen máquinas que te venden café en lata (frío o caliente), máquinas que venden alcohol, máquinas que te venden chucherías... El remate es este, no sé si llamarlo restaurante o qué, local, BAMN! automat, que vende comida basura amparado en la más pura estética nipona, como podréis ver en las fotos.
Eliges que es lo que quieres, metes las moneditas y te sale el pedido en una bandejita.
Vamos, que no me diréis que no es cuestión de marketing... Porque no me tomaría una hamburguesa recalentada en la vida (¿os imagináis si nos intentaran vender unas albóndigas o unas croquetas recalentadas?), pero puestos en ese escaparate todo rosa... igual hasta me entra la curiosidad. (Al final no probé la hamburguesa de Wymoning con queso y bacon, me pudo más el miedo al colesterol que la curiosidad).
Ayer aprovechamos que hacía bueno para darnos una vuelta y hacer unos recados que teníamos que hacer en Manhattan. Normalmente, David y yo evitamos ir a Manhattan los fines de semana porque nos gusta quedarnos en el barrio perreando y porque nuestro metro (el F) suele andar bastante descontrolado los fines de semana y volver a casa dspués de un día pateándote la ciudad puede ser un poco caótico. El trayecto en metro a Manhattan fue bastante interesante. Lo primero que vimos en la parada de Bergen Street, es que aparte de las ratas gigantes que viven en el sistema subterráneo de esta ciudad, parece ser que con la llegada del invierno, las palomas también buscan refugio en las estaciones de metro, como podréis ver en esta foto:
Teníamos planeado bajarnos el la 14 (unas 8 paradas). De repente el metro se empezó a llenar de gente y para colmo nos tocó el loco de turno, de los que van pegando voces en el metro manteniendo conversaciones consigo mismo. En este caso, era un señora pequeñita que andaba bastante mosqueada, no sabemos muy bien porqué o contra quién. A David lo de tener que hacerse 8 paradas con esa señora, con resaca de la noche anterior y mal desayunao, no le hacía mucho plan, así que nos bajamos en 2nd Avenue (sólo aguantamos 4 paradas) y decidimos ir a nuestro destino dándonos un paseo por el East Village, la cuna del movimiento punk en NY, el lugar por el que se paseaban The Ramones y donde Andy Warhol abrió The Dom, un antiguo club polaco.
St. Mark's Place, en la manzana entre 2 y 3 Avenues, ha dejado de ser el sitio punk de antaño para convertirse en una mezcla de mini Tokyo y lugar en el que quedan los estudiantes de NYU, en el que conviven restaurantes japoneses de ramen y de sushi, tiendas de gafas de sol de a $7.00 el par, tiendas de souvenirs de la época punk de Nueva York y este local que lleva un par de años y que me recuerda a Tokyo un montón. Si en Málaga tenemos máquinas que te dan tabaco (y el cambio a la vez que te dan las gracias) o que te venden latas de Coca-Cola; en Tokyo tienen máquinas que te venden café en lata (frío o caliente), máquinas que venden alcohol, máquinas que te venden chucherías... El remate es este, no sé si llamarlo restaurante o qué, local, BAMN! automat, que vende comida basura amparado en la más pura estética nipona, como podréis ver en las fotos.
Eliges que es lo que quieres, metes las moneditas y te sale el pedido en una bandejita.
Vamos, que no me diréis que no es cuestión de marketing... Porque no me tomaría una hamburguesa recalentada en la vida (¿os imagináis si nos intentaran vender unas albóndigas o unas croquetas recalentadas?), pero puestos en ese escaparate todo rosa... igual hasta me entra la curiosidad. (Al final no probé la hamburguesa de Wymoning con queso y bacon, me pudo más el miedo al colesterol que la curiosidad).
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