~La calefacción~
Llega la fresquita, para esta semana que viene se prevee una alta de 17° y una baja de 3°. Como todos los años, ya empiezan los ruidos de la calefacción de mi edificio, que es como si tuvieses los tambores de Semana Santa en casa, pero en versión metálica.
Vivimos en un edificio antiguo, de ésos con personalidad, de principios del siglo XX. Es un edificio de ladrillo, con suelos de madera, sin ascensor (con unas escaleritas bastante empinadas. Menos mal que vivimos en el 3°, que para nosotros en Málaga es el 2°) y lo bueno que tiene, por lo menos aquí en Nueva York, que en seguida se nota la falta de espacio, es el sótano, que lo tenemos compartido todos los vecinos para guardar todos los trastos y cachivaches que no queremos tener en casa. Aparte de eso no tenemos nada más como en otros edifcios que tienen lavadoras y secadoras en el edificio o piscina, o portero las 24 horas.
Como parte de ese encanto está el sistema de calefacción que es a base de tuberías colocadas estratégicamente en el piso y radiadores de agua y que van con gasolina, por lo que los inviernos nos están saliendo cada vez más caros. Cada otoño, cuando el sistema de calefacción empieza a calentar motores se escucha un clack clack clack clack por las tuberías y al ratito notas el calorcito que sale del radiador, del que os pego foto para que veais lo antiguo que es (y lo que tiene que pesar). Los antiguos dueños del piso, quitaron uno que había en la cocina porque realmente se pasa calor con este sistema de calefacción (las tuberías ésas pegan un calor) y lo habían dejado en un armario haciendo bulto. Mi idea inicial era reciclarlo y convertirlo en una mesita para el café, pero David se opuso a la idea de mueble hippy-reciclado, así que lo vendimos y tuvieron que venir 2 muchachos a bajarlo por las escaleras porque son kilos y kilos de hierro.
Con respecto a los sistemas de viviendas en Nueva York, existen las casas particulares en la que tú (o el banco, según como se vea) eres el único propietario y luego están los edificios de apartamentos (que en muchos casos pueden ser brownstones que eran unifamiliares convertidos en apartamentos), que pueden ser Co-Op (de cooperative) o Condo (de condominium).
A grandes rasgos, el condo es como un edificio de apartamentos en Málaga. Eres el dueño de tu apartamento, pagas tu comunidad y pagas tus impuestos sobre la propiedad. En el co-op, el piso es tuyo, pero no lo es: sí, te estás pagando la hipoteca tú, pero has adquirido "acciones" del edificio, por lo que el apartamento no es totalmente tuyo. Como en el condo, pagas tu comunidad y a través de ella, los administradores del edificio te pagan tu impuesto sobre la propiedad.
El tema del co-op es que tienes que pedir permiso para todo (aunque también hay condos un poquito especiales). Que quieres alquilar tu piso, según qué co-ops (todos tienen su propia normativa), tienes que haber vivido un determinado tiempo en el edificio antes de poder alquilar tu piso, puedes tener que pagar un extra si alquilas tu piso más de un determinado número de años, y hay casos en los que se entrevistan a los posibles inquilinos; que quieres hacer obras en la cocina de tu piso, pues lo mismo, tienes que pedirle permiso a la comunidad de vecinos (el board) y ellos te dan permiso o no (imaginaos poder opinar de lo hortera que es la cocina que se quiere poner la vecina del 5° izquierda). Incluso cuando compras el piso, aparte de presentar mogollón de documentación financiera para demostrar que eres solvente y que no les vas a dejar un pufo, te piden cartas de referencia de colegas del trabajo, de amigos (que digan que eres un tío estupendo de ésos que no escucha la tele muy alta por la noche y que ayudas a ancianitas desvalidas a cruzar los pasos de peatones, sí, como esos que hay en la carreterilla de la playa, que los coches van embalaos y matarían a todas las viejecillas que se atreviesen a cruzar si uno no estuviera a su lado para defenderlas), y claro, por supuesto, carta de referencia de tu casero (con el que probablemente no te lleves tan bien como debieras, porque te quejas mucho de tó y alguna vez se te ha pasado el día de pagar el alquiler o has puestos muchos posters en la pared del dormitorio) que diga que pagas el alquiler a tiempo y que eres un inquilino maravilloso. Una vez presentas los papeles al board, los estudian y deciden si te quieren en el edificio o no, y luego te hacen una entrevista en persona, porque, claro, no es lo mismo en papel que ver en persona de qué pie cojeas. Vamos, igual que si fueses a pedir un trabajo en la NASA. Porque me diréis a mí, para qué sirve que te entrevisten tus vecinos, si al final, con la cantidad de horas que se curra en esta ciudad, te vas a pasar más tiempo en el curre que en tu keli, y en muchos caso, sobre todo cuando el co-op es grande, no tienes ni idea de quiénes son tus vecinos. Vamos, que es casi casi como la escena de la entrevista de compañero de piso de L'Auberge espagnole, sólo que esta vez no tienes que compartir con ellos ni la nevera ni el baño.
Llega la fresquita, para esta semana que viene se prevee una alta de 17° y una baja de 3°. Como todos los años, ya empiezan los ruidos de la calefacción de mi edificio, que es como si tuvieses los tambores de Semana Santa en casa, pero en versión metálica.
Vivimos en un edificio antiguo, de ésos con personalidad, de principios del siglo XX. Es un edificio de ladrillo, con suelos de madera, sin ascensor (con unas escaleritas bastante empinadas. Menos mal que vivimos en el 3°, que para nosotros en Málaga es el 2°) y lo bueno que tiene, por lo menos aquí en Nueva York, que en seguida se nota la falta de espacio, es el sótano, que lo tenemos compartido todos los vecinos para guardar todos los trastos y cachivaches que no queremos tener en casa. Aparte de eso no tenemos nada más como en otros edifcios que tienen lavadoras y secadoras en el edificio o piscina, o portero las 24 horas.
Como parte de ese encanto está el sistema de calefacción que es a base de tuberías colocadas estratégicamente en el piso y radiadores de agua y que van con gasolina, por lo que los inviernos nos están saliendo cada vez más caros. Cada otoño, cuando el sistema de calefacción empieza a calentar motores se escucha un clack clack clack clack por las tuberías y al ratito notas el calorcito que sale del radiador, del que os pego foto para que veais lo antiguo que es (y lo que tiene que pesar). Los antiguos dueños del piso, quitaron uno que había en la cocina porque realmente se pasa calor con este sistema de calefacción (las tuberías ésas pegan un calor) y lo habían dejado en un armario haciendo bulto. Mi idea inicial era reciclarlo y convertirlo en una mesita para el café, pero David se opuso a la idea de mueble hippy-reciclado, así que lo vendimos y tuvieron que venir 2 muchachos a bajarlo por las escaleras porque son kilos y kilos de hierro.
Con respecto a los sistemas de viviendas en Nueva York, existen las casas particulares en la que tú (o el banco, según como se vea) eres el único propietario y luego están los edificios de apartamentos (que en muchos casos pueden ser brownstones que eran unifamiliares convertidos en apartamentos), que pueden ser Co-Op (de cooperative) o Condo (de condominium).
A grandes rasgos, el condo es como un edificio de apartamentos en Málaga. Eres el dueño de tu apartamento, pagas tu comunidad y pagas tus impuestos sobre la propiedad. En el co-op, el piso es tuyo, pero no lo es: sí, te estás pagando la hipoteca tú, pero has adquirido "acciones" del edificio, por lo que el apartamento no es totalmente tuyo. Como en el condo, pagas tu comunidad y a través de ella, los administradores del edificio te pagan tu impuesto sobre la propiedad.
El tema del co-op es que tienes que pedir permiso para todo (aunque también hay condos un poquito especiales). Que quieres alquilar tu piso, según qué co-ops (todos tienen su propia normativa), tienes que haber vivido un determinado tiempo en el edificio antes de poder alquilar tu piso, puedes tener que pagar un extra si alquilas tu piso más de un determinado número de años, y hay casos en los que se entrevistan a los posibles inquilinos; que quieres hacer obras en la cocina de tu piso, pues lo mismo, tienes que pedirle permiso a la comunidad de vecinos (el board) y ellos te dan permiso o no (imaginaos poder opinar de lo hortera que es la cocina que se quiere poner la vecina del 5° izquierda). Incluso cuando compras el piso, aparte de presentar mogollón de documentación financiera para demostrar que eres solvente y que no les vas a dejar un pufo, te piden cartas de referencia de colegas del trabajo, de amigos (que digan que eres un tío estupendo de ésos que no escucha la tele muy alta por la noche y que ayudas a ancianitas desvalidas a cruzar los pasos de peatones, sí, como esos que hay en la carreterilla de la playa, que los coches van embalaos y matarían a todas las viejecillas que se atreviesen a cruzar si uno no estuviera a su lado para defenderlas), y claro, por supuesto, carta de referencia de tu casero (con el que probablemente no te lleves tan bien como debieras, porque te quejas mucho de tó y alguna vez se te ha pasado el día de pagar el alquiler o has puestos muchos posters en la pared del dormitorio) que diga que pagas el alquiler a tiempo y que eres un inquilino maravilloso. Una vez presentas los papeles al board, los estudian y deciden si te quieren en el edificio o no, y luego te hacen una entrevista en persona, porque, claro, no es lo mismo en papel que ver en persona de qué pie cojeas. Vamos, igual que si fueses a pedir un trabajo en la NASA. Porque me diréis a mí, para qué sirve que te entrevisten tus vecinos, si al final, con la cantidad de horas que se curra en esta ciudad, te vas a pasar más tiempo en el curre que en tu keli, y en muchos caso, sobre todo cuando el co-op es grande, no tienes ni idea de quiénes son tus vecinos. Vamos, que es casi casi como la escena de la entrevista de compañero de piso de L'Auberge espagnole, sólo que esta vez no tienes que compartir con ellos ni la nevera ni el baño.
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