~Feliz Navidad desde Brooklyn~
Y ya casi sin darnos cuenta, estamos casi al final de otro año. La Nochebuena la pasamos tranquila, en casa, nada extraordinario. Otros años hemos tenido gente en casa o nos hemos ido a casas de amigos para celebrar la Nochebuena o la Navidad, según como terciase, pero este año se nos ha echado el tiempo encima y como al final tanto David como yo curramos ayer, acabamos pidiendo take out de un tailandés del barrio y viendo pelis con mi primo hasta las tantas.
La verdad es que echo de menos las cenas de Nochebuena en casa: mi padre poniendo los últimos toques al belén; villancicos en el tocadiscos (especialmente el disco ése de Navidad de los Boney M... ahora que lo pienso, vaya plan el que teníamos en casa); mi madre que siempre andaba preparando la cena con todos nosotros (unos pelando patatas, otros pelando gambas, otros poniendo la mesa) y, como siempre, sin bulla, para el horror de mi padre, para el que la cena de Nochebuena era sagrada, y que había años en la que como íbamos con tanto retraso, la teníamos que engullir de prisa y corriendo para poder llegar a tiempo a la misa del gallo en el Corpus, nuestra parroquia de toda la vida, para volver a casa tras la misa del gallo a terminar la cena con el cava, los turrones y los polvorones.
Las cosas han cambiado bastante. Hace varios años que no he podido volver a casa por Navidad, como el turrón El Almendro, y mi padre ya no está con nosotros, poniéndose todo nervioso porque no llegamos a tiempo a ninguna parte. Me imagino que desde donde estés, papá, seguirás pensando que no hemos cambiado: la cena se hace tarde, no llegamos a tiempo...
Y a pesar de que mi padre no era de los de Papá Noël, y de que los regalos siempre nos llegaban para Reyes (con el consabido "es que nos vamos a poder disfrutar de los regalos..."), este año me han llegado un par de regalos para Navidad que me gustaría compartir con vosotr@s:
El primero, es que este pequeño espacio que utilizo para compartir
anecdotillas y observaciones sobre mi nuevo hogar, tan lejos de Málaga, ha sido seleccionado finalista de la Primera edición de los Premios SUR. Como comenté cuando se eligió como candidato, las gracias os las tengo que dar a tod@s vosotr@s por hacer este espacio ameno y dinámico con vuestros comentarios y darme la oportunidad de compartir mi día a día en Nueva York con vosotr@s, mientras hacéis que Málaga no se me quede tan lejos.
Otro de mis regalos de Navidad es el poder trabajar en un proyecto muy interesante con David. Estamos dando los primeros pasos en la creación de un documental, del que ya os contaré más en cuanto esté un poco más cuajada la cosa. Es la primera vez que trabajo en cine y la verdad es que estoy aprendiendo un montón. Veremos a ver cómo compaginamos la vida en común con la visión artística... David con su lado creativo y yo con mi lado práctico. Creo que va a ser una experiencia muy interesante para los dos y me muero de ganas de que vaya tomando forma para poder compartirlo con vosotr@s.
Y por último, mi mejor regalo de Navidad para este año es que, si todo va bien, éstas van a ser las últimas Navidades que David y yo las pasemos en plan tranquilo (es la sensación que me da). Para abril tendremos a un nuevo miembro de la familia, una enana que está ya encargada. Dicen que una criatura te cambia la vida totalmente, y espero que nuestra niña se adapte con facilidad a las locuras varias de sus padres. Es cierto que te cambia todo, sin apenas tú quererlo: esta criatura es la que hace que haya días en los que me sienta como el muñeco Michelin y la que me ha cortado un poco el rollo estos 5 últimos meses, tanto para lo bueno (una lleva sin fumar 5 meses, así que os podéis imaginar el pastizal que me estoy ahorrando), como para lo no tan bueno (¡tengo mono de sushi y de tomarme un cosmo, para que veais lo que son las cosas!). Será interesante ver cómo nos las ingeniamos con la niña (y seguro que me vais a oir decir más de una vez: "es que en Málaga hacíamos tal", "en Málaga esto no se hace así" o "es que en Málaga seguro que es más fácil hacer cual"). Ya os contaré los resultados.
Pues con todos estos regalazos (no sabía yo que me hubiese portando tan bien este año), desearos lo mejor estas Navidades y que el 2009 venga lleno de salud, dinero y amor.
Y ya casi sin darnos cuenta, estamos casi al final de otro año. La Nochebuena la pasamos tranquila, en casa, nada extraordinario. Otros años hemos tenido gente en casa o nos hemos ido a casas de amigos para celebrar la Nochebuena o la Navidad, según como terciase, pero este año se nos ha echado el tiempo encima y como al final tanto David como yo curramos ayer, acabamos pidiendo take out de un tailandés del barrio y viendo pelis con mi primo hasta las tantas.
La verdad es que echo de menos las cenas de Nochebuena en casa: mi padre poniendo los últimos toques al belén; villancicos en el tocadiscos (especialmente el disco ése de Navidad de los Boney M... ahora que lo pienso, vaya plan el que teníamos en casa); mi madre que siempre andaba preparando la cena con todos nosotros (unos pelando patatas, otros pelando gambas, otros poniendo la mesa) y, como siempre, sin bulla, para el horror de mi padre, para el que la cena de Nochebuena era sagrada, y que había años en la que como íbamos con tanto retraso, la teníamos que engullir de prisa y corriendo para poder llegar a tiempo a la misa del gallo en el Corpus, nuestra parroquia de toda la vida, para volver a casa tras la misa del gallo a terminar la cena con el cava, los turrones y los polvorones.
Las cosas han cambiado bastante. Hace varios años que no he podido volver a casa por Navidad, como el turrón El Almendro, y mi padre ya no está con nosotros, poniéndose todo nervioso porque no llegamos a tiempo a ninguna parte. Me imagino que desde donde estés, papá, seguirás pensando que no hemos cambiado: la cena se hace tarde, no llegamos a tiempo...
Y a pesar de que mi padre no era de los de Papá Noël, y de que los regalos siempre nos llegaban para Reyes (con el consabido "es que nos vamos a poder disfrutar de los regalos..."), este año me han llegado un par de regalos para Navidad que me gustaría compartir con vosotr@s:
El primero, es que este pequeño espacio que utilizo para compartir
anecdotillas y observaciones sobre mi nuevo hogar, tan lejos de Málaga, ha sido seleccionado finalista de la Primera edición de los Premios SUR. Como comenté cuando se eligió como candidato, las gracias os las tengo que dar a tod@s vosotr@s por hacer este espacio ameno y dinámico con vuestros comentarios y darme la oportunidad de compartir mi día a día en Nueva York con vosotr@s, mientras hacéis que Málaga no se me quede tan lejos.
Otro de mis regalos de Navidad es el poder trabajar en un proyecto muy interesante con David. Estamos dando los primeros pasos en la creación de un documental, del que ya os contaré más en cuanto esté un poco más cuajada la cosa. Es la primera vez que trabajo en cine y la verdad es que estoy aprendiendo un montón. Veremos a ver cómo compaginamos la vida en común con la visión artística... David con su lado creativo y yo con mi lado práctico. Creo que va a ser una experiencia muy interesante para los dos y me muero de ganas de que vaya tomando forma para poder compartirlo con vosotr@s.
Y por último, mi mejor regalo de Navidad para este año es que, si todo va bien, éstas van a ser las últimas Navidades que David y yo las pasemos en plan tranquilo (es la sensación que me da). Para abril tendremos a un nuevo miembro de la familia, una enana que está ya encargada. Dicen que una criatura te cambia la vida totalmente, y espero que nuestra niña se adapte con facilidad a las locuras varias de sus padres. Es cierto que te cambia todo, sin apenas tú quererlo: esta criatura es la que hace que haya días en los que me sienta como el muñeco Michelin y la que me ha cortado un poco el rollo estos 5 últimos meses, tanto para lo bueno (una lleva sin fumar 5 meses, así que os podéis imaginar el pastizal que me estoy ahorrando), como para lo no tan bueno (¡tengo mono de sushi y de tomarme un cosmo, para que veais lo que son las cosas!). Será interesante ver cómo nos las ingeniamos con la niña (y seguro que me vais a oir decir más de una vez: "es que en Málaga hacíamos tal", "en Málaga esto no se hace así" o "es que en Málaga seguro que es más fácil hacer cual"). Ya os contaré los resultados.
Pues con todos estos regalazos (no sabía yo que me hubiese portando tan bien este año), desearos lo mejor estas Navidades y que el 2009 venga lleno de salud, dinero y amor.
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