Vaya con la caló en NY

domingo, agosto 10, 2008

~Noche Flamenca en Lincoln Center~

Como os podeis imaginar, no podía esperar a que llegase el jueves por la tarde para acercarme al Damrosch Park a ver flamenco al aire libre en Lincoln Center. El sustituto de mi feria de Málaga en Nueva York... ¡Qué ganas! Llamo a Martín que me dice que le llame en cuanto llegue a Lincoln Center. Como siempre, vamos con el tiempo pegao al culo, así que mi primo y 2 amigas nos cogemos un taxi y cruzamos Manhattan por Central Park (mi primo flipando... estoy cruzando Central Park, y encima en plan New York, en un taxi amarillo). Llegamos a Lincoln Center a eso de las 6.45 y el festival que empieza a las 7. En cuanto llegamos vemos que el Damrosch Park está hasta la bandera. Y es que en cuanto hace bueno, la gente aquí se tira a la calle y encima Nueva York tiene organizada un montón de actividades gratuitas y al aire libre en verano (es que los inviernos son durillos aquí. Si en Málaga el que llueva te corta el rollo para salir y te da pereza y lo único que te apetece es quedarte en casa con una peli, y si mi apuras con la mesa camilla, os podeis imaginar las ganas que le entran a una de salir cuando hace 10 bajo cero y hay una tormenta de nieve). Total, que llamo a Martín, que nos había reservado unas sillas en primera fila. Nos sentamos con la familia y con los de la compañía y echamos un ratito hasta que empiece el espectáculo.

Lo que no sabía es que el espectáculo de Noche Flamenca abría cartel del festival Lincoln Center Out of Doors de este año. Para calentar motores, el espectáculo del trío de Stephane Wrembel, liderado por el francés del mismo nombre, y que toca lo que llaman Gypsy Jam, con influencias de la música de los gitanos eurpoeos, de Django Reinhardt, Jimi Hendrix y de Miles Davis, entre otros. De lo que me enteré es de que tocan bastante en Brooklyn, en un bar de Park Slope, bastante conocido por los espectáculos de música en vivo, Barbès, y en Bar Tabac (sí, el bar que organiza el Bastille Day en mi barrio). La música del trío estuvo muy bien, y realmente le pega un montón a los bares de Brooklyn en los que actúan... Ya me veo con esas notas de fondo mientras nos tomamos un tinto y hablamos de filosofía, literatura y cine, en plan Jean-Paul Sartre . Habrá que ir a verlos.

En cuanto se puso el sol anunciaron a Noche Flamenca. El espectáculo fue increíble. Primero un poco de cante y el público que iba calentando motores y entregándose poco a poco a nuestra música. A rato salió Soledad, vestida de blanco, en una pieza que empezaba con un fondo de olas del mar, unas gaviotas y bocinas de barcos, mientras con ese arte y esa elegancia que tiene empezaba a bailar. A mí se me saltaron las lágrimas de la emoción. Sólo me faltaba el olor a mar que hay en El Palo para estar en casa, estando tan lejos.



No creo que pueda hacer justicia describiendo el pedazo de espectáculo que ofrecieron los componentes de Noche Flamenca, especialmente si se tiene en cuenta que el escenario (según me dijeron ellos más tarde) no les acompañaba y no se notó para nada. Me quedaría corta. Fue un compartir de sentimientos, pasión, elegancia y entrega, que sólo tiene el flamenco que se siente de lo más profundo del alma. Si pudiese describir el arte de esta compañía aquella noche, utilizaría una palabra muy nuestra que creo que es la que mejor lo describe: poderío. Noche Flamenca consiguió arrancar olé, jaleo y vamos allá del público neoyorkino que llenaba el Damrosch Park.

Con deciros lo lleno que estaba que había gente que se sentó en el suelo delante de nosotros y vino la policía a decirles que no se podían sentar allí porque iba en contra de las normas de seguridad contra incendios. Todos protestaban, que es que no podían ver, que había mucha gente y algunos hasta criticaban al gobierno y la falta de libertad mientras el policía permanecía inmutable con su cara de poker y les decía que se fuesen con la música a otra parte. Una señora mayor, muy elegante ella, con su pelito blanco muy cortito y gafas de diseño, le dijo al policía que ella era de prensa. El policía le dijo que se fuese a la zona habilitada para ellos, y aun cuando sacó su identificación (que me daba a mí que no era de prensa, porque lo que sacó fue un carné de miembro del Whitney. Sí, aquí también existe la picaresca), el policía le dijo que con carné y todo se tenía que ir a la zona que le correspondía.

El espectáculo duró hora y media y consiguió que a todos se nos quedase corto y que todo el público se levantase a aplaudir y pidiese más. Más cante, más baile, más arte, más pasión, más poderío bajo las estrellas y los rascacielos de Manhattan. Después del espectáculo, Estela vino a recogernos para llevarnos a los camerinos a ver a sus padres. Qué momento de agradecimiento a los componentes de Noche Flamenca que con su arte consiguieron que el público se les entregase. Su arte hizo de una noche de agosto en Nueva York LA NOCHE... flamenca, por supuesto.

Desde aquí quiero darle las gracias a todos los componentes de Noche Flamenca, y en especial a Soledad Barrio y Martín Santangelo, Sole y Martín, por su arte y su generosidad, no sólo con nosotros, si no también con la ciudad de Nueva York.