Vaya con la caló en NY

miércoles, marzo 10, 2010

~Luncheonette~

Hace tiempo que no nos pasábamos por el Luncheonette, un lugar en el que sirven comida de Yemen, justo enfrente del Trader Joe's de mi barrio. Como había que hacer la compra de la semana y estabamos 'esmayaos, consideramos que era mejor no entrar en el súper con el estómago vacío, para evitar el acabar con un carrito lleno de alimentos elegidos por antojo y al azar.

Luncheonette es un sitio peculiar. No puedo darle la categoría de restaurante: es casi como un bareto cutre de barrio, en el que sólo sirven comidas y no sirven nada de alcohol. Desde luego no es un sitio al que uno vaya por la decoración y el ambiente: oscuro, con unas cuatro o cinco mesas, con luces de neón que resaltan la falta de limpieza, es el lugar en el que los comensales son en su mayoría hombres y niños árabes, muchos de ellos, taxistas (las veces que he ido allí, no he visto a mujeres y mucho menos comiendo solas; servidora, por si las moscas, siempre va con David). Como no sirven alcohol, en su lugar, al lado de una ventana que hace de barra y que permite ver una pequeña cocina, hay una mesa con un termo gigantesco de té, un bote de leche condensada y vasos de poliestireno, en el que se lleva la filosofía del sírvase usted mismo.

Cuando fuimos por primera vez, hará un par de años, me dejé convencer por David: "He leído en el Village Voice que hay un sitio buenísimo de comida árabe que está en el barrio". Y allá que tiramos a saciar nuestro antojo de hummus y pitta. Nuestra sorpresa fue mayúscula cuando vemos que somos los únicos no árabes en el antro. Reitero, por las pintas del lugar, seguro que no entra uno, y que cuando nos sentamos el camarero sólo le dirigía la palabra a David y me ignoró por completo. Os podéis imaginar el mosqueo que mis años de feminismo e igualdad sacaron a relucir. Pero bueno, ¿éstos quiénes se creen que son? Y encima soy yo la que paga el almuerzo. Si es que soy una pringá... David me mira. Me callo. Se levanta y me trae un taza humeante de té con leche condensada. Hmmm... el vaso es de lo peor (además, contamina un huevo y tardará siglos en desaparecer de la faz de la tierra), pero el té está de muerte. El camarero nos saca una bandeja de hummus, con su aceitito de oliva y su pimentón y unas pittas, que las hacen en la cocina, del tamaño de una pizza. También pedimos un plato de cordero, que estaba tan jugoso que no hacía falta cuchillo para separar la carne del hueso. El plato de cordero venía con dos cuencos de plástico con un consomé de cordero buenísimo, junto con un gajito de limón, y un cuenco (de plástico también, pero que imitaba a madera) con un poco de ensalada. Claro, ante esa comida, me vendí como Caín por el bíblico plato de lentejas (que, por cierto, creo que también las sirven). Lo mejor de todo: el precio. Comimos los dos como reyes por menos de $15.00.

Esta última vez que fuimos, han subido los precios un poco, pero aún así, sigue siendo muy asequible. Sigue siendo igual de cutre y la comida sigue siendo igual de buena. Reconozco que no me atreví a sacar la cámara y sacar fotos, con eso de que era la única mujer del local, no me parecía apropiado, pero ahí va la foto desde fuera.



Luncheonette
145 Court Street
Brooklyn NY 11201
Tel: (718)624-9325

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