Vaya con la caló en NY

sábado, febrero 06, 2010

~Nostalgia~

Y ya casi un mes de vuelta en casa... ¡Qué rápido se me han pasado las dos semanitas en nuestra Málaga! La verdad es que cuando haces la reserva del billete de avión, dos semanas parecen una burrada de tiempo, pero cuando una está de vuelta en casa... ¡se me ha pasado el tiempo volando!

Lo primero, perdón por andar tan desaparecida del ciberespacio y a mis amig@s por haberles visto tan poco (a algun@s) o por no haberles visto nada (a much@s de ell@s). He de confesar que me tiré las Navidades perreando bastante en el sofá de casa de mi madre (me hacía falta no hacer rien de rien) y entre que Alaia ya venía tocada con un resfriado, que me lo pegó y el estar toda la familia junta (que hacía casi 2 años que no estábamos todos), pues eso, que se pasó el tiempo volando y para cuando quise darme cuenta ya estábamos otra vez por aquí. También me dio mucha pena el haberme perdido la cena con otros malagueños que, como servidora, andan por esos mundos de Dios.

La vuelta ha sido un poco accidentada, es lo que diría el viejo refrán: "quien con niños se acuesta, cagado alborea", y hemos pasado por virus estomacal y un buen resfriado del que espero queden ya los últimos coletazos. ¿Qué le vamos a hacer? Es lo que tiene esto de tener niños.

Y como ya estamos de vuelta y me encuentro un poquillo nostálgica (hoy ha sido día de estar en casa, tras la anunciada nevada "del año", que al final no ha sido para tanto), voy a colgar algunas fotos de nuestro viaje. Me imagino que para muchos serán escenas familiares, un poco sin ton ni son, para mí son recuerdos de Málaga vista desde la nieve.

Por cierto, flipé con la cantidad de lluvia. Y una que se esperaba algunos días de sol para escapar del frío y la nieve, va y se encuentra con escenas como ésta. No recuerdo cuando fue la última vez que he visto el arroyo Jaboneros con agua (o con sofá):

Otra imagen que me hizo gracia fue la de los Papá Noëles haciendo escalada libre por El Palo. Esto no lo he visto por aquí todavía, aunque me da a mí que con la paranoia sobre la seguridad que tienen por aquí, igual hay más de uno que da la voz de alarma porque cree que le andan robando al vecino. Ya me veo la escena con los coches de policía, las luces, el jaleo... y que no falten las demandas judiciales a la empresa que importe a los Papá Noëles escaladores. En comparación con la decoración navideña que abunda en mi barrio, sinceramente, me hace más gracia ver a estos tipos gorditos intentando no despeñarse, tarea un poco difícil con el viento que hacía en Málaga estas Navidades, que un calendario digital de Snoopy contando cuantos días faltan para Navidad.

También me resultó interesante la campaña del ayuntamiento para el día mundial de las migraciones. Da qué pensar.


En este viaje aprovechamos un día para ir a Álora, de donde es Caro, mi cuñada. Mira que antes de venirme para Nueva York me había recorrido la geografía malagueña, siempre y cuando se presentase una buena feria o una romería... y se me quedó Álora en el tintero. Caro nos llevó a ver el Caminito del Rey y también nos dimos un paseo por el pueblo. Ahora tengo que ingeniarmelas para ver cómo me las apaño para ir a la romería.


¡Qué bonitas que son esas calles blancas, con sus rejas! Tan distintas de las calles de por aquí.

Y bueno, como ya apenas conozco Málaga (no sé a dónde ir de copas, ni de tapeo, ni ná de ná), resulta que una noche coincidimos con Josele, Kike, Sandro y las niñas en el Café del Viajero. Hacía siglos que no veía a Sandro. ¡Qué ilusión! Además, guías de primera... Acabamos de tapeo en La Vendimia y de copas en un bar que nos encantó y que bien podría estar en Nueva York, con la única excepción de que los ventanales delataban edificio histórico, de ésos que no tienen aquí, El Casino. Bueno, misión cumplida, ya le hemos demostrado a David, que Málaga también tiene su glamour. Me encantó el paseo por la judería, que está mucho más bonita que cuando me fui. Y es que aquí, un edifico de 200 años es una reliquia.


Así que empiezo el año (aunque ya estemos a febrero, bueno, pues el año nuevo chino) con propósito de enmienda y trataré de no teneros abandonados tanto tiempo. Me he agenciado un portatil minúsculo para poder escribir en mi commute diario. Que por lo menos me cundan la hora de ida y la otra hora de vuelta, digo yo.

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