~Irene~
Se nos termina un verano que ha pasado volando y nada más y nada menos que con amenaza de huracán. La ciudad de Nueva York se ha preparado para la llegada de Irene (nombre irónico para un huracán, ya que viene de la palabra griega εἰρήνη y significa "paz"), de una manera que no recuerdo haber visto ni para las peores tormentas de nieve. El metro se cerró y dejó de funcionar totalmente este sábado a mediodía a la espera de que llegase el huracán, se han evacuado varias zonas de New York y de New Jersey y se nos ha pedido que permanezcamos en casa desde la tarde del sábado a hasta, al menos, la tarde del domingo. Me imagino que, tras todos los problemas que hubo con Katrina y la tormenta de nieve del año pasado, esta vez han querido evitar problemas y han actuado con el "más vale prevenir que curar" en mente.
Es interesante ver la reacción de la gente. Como en ocasiones anteriores, en las que se han anunciado tormentas de nieve que te dejarían encerrado en casa un par de días (y que al final no ha sido para tanto), la gente se ha ido a los supermercados y han arramblado con todo lo que han pillado por delante. Ayer por la tarde encontrar pilas o agua potable en algunas partes de Manhattan era ya misión imposible. Otros han pasado olímpicamente de la alerta y han seguido con su día a día como si nada.
Hoy ha empezado el día tranquilo con llovizna, claros y lluvia fuerte a ratos... A eso de las 2 nos ha dado lo que aquí llaman cabin fever o, lo que es lo mismo, el yuyu que le da a uno cuando se tira demasiado tiempo encerrado en casa, así que aprovechando un rato que paró de llover, decidimos dar una vuelta por el barrio, a ver qué pasaba. Había locales abiertos, llenos de gente que, al igual que nosotros, estaban aburridos en casa y habían decidido salir a tomarse una cervecita (o dos). La mayoría de los establecimientos se lo han tomado en serio y han cerrado para el fin de semana, algunos de ellos tapiando los escaparates con tablas de madera y otros poniendo cinta aislante, en caso de que se rompan los cristales, que al menos no estén por todas partes. Lo interesante ha sido el uso publicitario que algunos le han dado a las tablas, que aparte de proteger los escaparates, han servido para anunciar que estaban cerrados el fin de semana o que no, que estaban a la espera de Irene mientras se tomaban una cerveza.
Esperemos que sólo sea un mal rato y que Irene pase de largo, pacíficamente, sin darnos mucho la lata.
Se nos termina un verano que ha pasado volando y nada más y nada menos que con amenaza de huracán. La ciudad de Nueva York se ha preparado para la llegada de Irene (nombre irónico para un huracán, ya que viene de la palabra griega εἰρήνη y significa "paz"), de una manera que no recuerdo haber visto ni para las peores tormentas de nieve. El metro se cerró y dejó de funcionar totalmente este sábado a mediodía a la espera de que llegase el huracán, se han evacuado varias zonas de New York y de New Jersey y se nos ha pedido que permanezcamos en casa desde la tarde del sábado a hasta, al menos, la tarde del domingo. Me imagino que, tras todos los problemas que hubo con Katrina y la tormenta de nieve del año pasado, esta vez han querido evitar problemas y han actuado con el "más vale prevenir que curar" en mente.
Es interesante ver la reacción de la gente. Como en ocasiones anteriores, en las que se han anunciado tormentas de nieve que te dejarían encerrado en casa un par de días (y que al final no ha sido para tanto), la gente se ha ido a los supermercados y han arramblado con todo lo que han pillado por delante. Ayer por la tarde encontrar pilas o agua potable en algunas partes de Manhattan era ya misión imposible. Otros han pasado olímpicamente de la alerta y han seguido con su día a día como si nada.
Hoy ha empezado el día tranquilo con llovizna, claros y lluvia fuerte a ratos... A eso de las 2 nos ha dado lo que aquí llaman cabin fever o, lo que es lo mismo, el yuyu que le da a uno cuando se tira demasiado tiempo encerrado en casa, así que aprovechando un rato que paró de llover, decidimos dar una vuelta por el barrio, a ver qué pasaba. Había locales abiertos, llenos de gente que, al igual que nosotros, estaban aburridos en casa y habían decidido salir a tomarse una cervecita (o dos). La mayoría de los establecimientos se lo han tomado en serio y han cerrado para el fin de semana, algunos de ellos tapiando los escaparates con tablas de madera y otros poniendo cinta aislante, en caso de que se rompan los cristales, que al menos no estén por todas partes. Lo interesante ha sido el uso publicitario que algunos le han dado a las tablas, que aparte de proteger los escaparates, han servido para anunciar que estaban cerrados el fin de semana o que no, que estaban a la espera de Irene mientras se tomaban una cerveza.
Esperemos que sólo sea un mal rato y que Irene pase de largo, pacíficamente, sin darnos mucho la lata.
Este local avisa que Irene es una chica cabreada y que, por lo cual, cierran hasta el lunes.
Este bar anuncia que, como la canción de "Verano azul", "del barco de Chanquete no nos moverán".
Y este tipo, por si las moscas, tiene un barquito en lo alto del coche.