Vaya con la caló en NY

sábado, agosto 29, 2009

~Glass Shop~

Como ya habréis comprobado, soy de las que les gusta el café, y aunque no soy de las que lo toma como indicaba Talleyrand, "Le café doit être: Noir comme le Diable, Chaud comme l’Enfer, Pur comme un Ange, et Doux comme l’Amour" (el café debe ser negro como el diablo, caliente como el infierno, puro como un ángel y dulce como el amor), sí que disfruto a gusto de mis sombras cuando estoy en Málaga. Así que os podréis imaginar mi asombro cuando me doy cuenta de que aquí el café lo sirven en tazas de papel y se toman sobre la marcha. ¡Qué horror! Visto así, el café no es un placer, sino una necesidad, como me dice David: Me gusta saborear un buen café, pero el de a diario es para que me ponga las pilas. De ahí, que el café sea grande y más aguado que el nuestro, que en comparación, son como chupitos de café. No me quiero ni imaginar cómo andaría la gente por aquí con 4 ó 5 solos de los nuestros en el cuerpo.

Lo interesante es que una, con el paso del tiempo, se vuelve como ellos, y allá que me veis en el metro, termo en mano (eso sí, con Santa Cristina), iPod enchufado y mirada perdida (si vas de pie) o termo en mano y haciendo malabarismos para leer un libro a la vez (si tienes suerte de pillar asiento). Aún así, sigo echando de menos las tardes de invierno, sentada en La Chancla durante horas, mientras te pones al día y ves la puesta de sol en la bahía de Málaga.

De ahí que al ver un post en Cherrypatter, uno de los blogs que sigo y recomiendo para los que queráis ver comentarios sobre tiendas y restaurantes en Nueva York, sobre Glass Shop, un local que sirve café ¡en vasos de cristal! ¡como en Málaga!, decidí pegarme el viaje a probarlo. Tengo que admitir que las fotos en el post fueron parte decisiva de este paseo a Prospect Heights.

Total que pongo a Alaia en el cochecito y nos pegamos un paseo muy agradable por Atlantic Avenue, observando las nuevas tiendas y restaurantes en Flatbush Avenue y la arquitectura de Prospect Heights. La verdad es que el local me pilla un poco a desmano, y al entrar en él, me decepcioné un poco. No sé que es lo que me esperaba, las dos tazas de la foto me hicieron imaginarme un local amplio, con una sutil luz de por la tarde (se ve que he estado viviendo demasiado tiempo con un fotógrafo). Lo que me encontré fue un local estrechito (que es algo que una nota instintivamente cuando va de correrías con un cochecito de bebé), que era una antigua fábrica de cristal, con una mesa de madera a lo largo, para compartir, y un espejo en la pared en el que estaba escrito el precio de los cafés. Muy europeo. El estilo del local lo podría describir como de segunda mano, con muebles que no van unos con otro, pero que en conjunto, le dan un toque acogedor al lugar. El personal que estaba allí con sus cafés estaban o trabajando o escribiendo en sus portátiles y algunos de ellos los describiría como hipsters, que no sé muy bien como explicarlo en español, generalmente blancos, de clase media-alta, liberales y alternativos y que por su vestimenta los reconoceréis: barba, pelo semi largo, gafas grandes de pasta (sí, de ésas que llevábamos de chicos y de las que huímos con nuestras primeras lentillas) y skinny jeans, ellos y melenas con flequillo y ropa ochentera, ellas.

Me pedí un cappuccino y un bocata de atún, anchoas y alcaparras. Aunque encontré el café un poco caro ($3.00, ni que estuviésemos en Manhattan), tengo que admitir que el viaje mereció la pena. La extraña combinación del bocata estaba muy buena y no estaba mal de precio ($5.00) y el poder tomarme un café en vaso de cristal, con azucarero de verdad, no tiene precio. Compartí mesa en la parte de atrás del café, que no sé si aún está sin terminar o si el look que le quieren dar. También vi que tienen un patio, que ése sí que creo que está sin terminar y al que no me importaría volver a tomarme un café, aunque a mí en patios como éste, me apetece más tomarme una copa de vino o una cerveza fresquita.


Si acabais algún día por la zona del Brooklyn Museum y echais de menos el café como lo sirven en casa, merece la pena ir a Glass Shop.


Glass Shop
766 Classon Avenue
Brooklyn, NY 11238

domingo, agosto 16, 2009

~Ron Albertson~

Hace un par de veranos, paseando por mi barrio, me encontré con un tipo que vendía unos cuadros que me llamaron mucho la atención por su colorido y su temática. Eran siluetas de edificios de Nueva York serigrafiadas sobre lienzos con colores fuertes de fondo. Me enamoré de un cuadro del Williamsburgh Savings Bank Tower, el edificio más alto de Brooklyn, y me lo compré. Como no tenía tarjeta de visita, le pedí al artista que me pasase su teléfono por si quería comprarle otro. Me dijo que sólo vendía sus cuadros en dos sitios: en la esquina en la que le encontré en mi barrio y en 7 Avenue en Park Slope. Al poco tiempo volví a la esquina en la que le conocí para comprarle un cuadro a una amiga y no estaba allí. Le llamé por teléfono para quedar, pero al final, entre una cosa y otra, nuestra cita no cuajó y no volví a saber más de él.

Esta tarde, paseando con Alaia, en la esquina de Smith con Wycoff, me llamó la atención el contraste de unos colores muy alegres contra el gris del cemento del edificio. Me paro y veo al artista al que le había perdido la pista hace dos años. Enjuto, con sus gafas de pasta y una barba de algo más de tres días, se acercó a nosotras, mientras yo no podía quitarle el ojo a los lienzos que tenía apoyados en la pared. Me empezó a decir que eran una serie, que sólo pintaba 25 de cada y le dije que ya lo sabía porque le había comprado uno hace un par de años. Obviamente no se acordaba de mí, pero me preguntó que cuál le había comprado y cuando se lo describí se le iluminaron los ojos y me dijo, "pues sería uno de los últimos que hice de esa serie porque el marrón del fondo lo hice mezclando varios colores y nunca me volvió a salir esa tonalidad. Ahora utilizo colores directamente del bote para los fondos".


Estuvimos charlando un rato, me dijo que se llamaba Ron y que pasaba bastante de poner una web porque a él lo que le gustaban era plasmar lo que le rodea en dos dimensiones y que eso de tener que actulizar una web y sacarle fotos a sus cuadros no le interesaba. Me habló de Lincoln, Nebraska, de donde es originariamente y a donde va a volver dentro de unos meses tras haber pasado 10 años en Nueva York. "Venden el edificio en el que vivo y no creo que pueda permitirme un alquiler mucho más alto. En Lincoln tendré que buscar un sitio donde vivir, pero seguro que es más barato que Brooklyn", me explicó con su sonrisa desdentada, no sé yo si por una vida en el wild side, como diría la canción de Lou Reed. Me habló de las dos bandas de punk rock, Mercy Rule y Liars, de las que fue batería. Viajes por Europa, un hijo que tuvo a los veintipoco años y recuerdos de varias novias se mezclaban por su amor a pintar y sus experiencias como músico. "It was killer!" (Era una pasada)



Y cómo no, cayó un cuadro, tal vez el último, porque no sé si me volveré a encontrar a Ron por casualidad.

viernes, agosto 14, 2009

~franny's~

El domingo vinieron a vernos un antiguo jefe de David y su mujer, muy apañaos los dos y a los que les encanta explorar Brooklyn con nosotros, ya que en donde viven, en Long Island, creo yo que no tienen la variedad de restaurantes que tenemos aquí en Brooklyn.

Después de haber trabajado en la misma empresa durante 25 años, debido a la crisis, la empresa ha tenido que reducir plantilla y a este buen hombre hace poco que le han dado el finiquito. Me resulta interesante el eufemismo que utilizan por estas tierras cuando se refieren a despidos laborales: en lugar de decir "he was fired" (le despidieron), se utiliza el "they let him go" (que equivaldría a un "le dejaron marcharse", aunque en muchos casos, la persona en concreto no quiera irse, por mucho que le dejen hacerlo). Bueno, a lo que íbamos, este señor, una vez que le han dado el finiquito, ni corto ni perezoso, ha decidido llevarse a su mujer a Denver y abrir, junto con su yerno, una pizzería New York style allí, por lo que la visita del domingo iba encaminada a cenar en Lucali, una pizzería estupenda que está en mi barrio y que si te descuidas, puedes llegar a hacer dos horas de cola para pillar mesa, para aparte de comer pizza, hacer "estudio de mercado".

Como Lucali no abre hasta las 6 (aunque hay gente que empieza a hacer cola a las 5) y nuestros amigos llegaron a las 2, decidimos llevarles a Sheep Station y luego, a pesar del bochorno, llevarles a dar una vuelta por Flatbush Avenue. Hacía tiempo que David no había estado por allí y como yo acababa de estar el viernes haciendo de las mías, nos paseamos viendo escaparates, hasta que topamos con Bklyn Larder, una tienda para cocinitas sibaritas de la que prometo hablar en otro post (con deciros que tienen tortas de aceite Inés Rosales, os lo digo todo) porque los productos y la misma tienda (es preciosa) merecen la pena. Y ya que estamos, vemos, justo enfrente de Bklyn Larder, un restaurante/pizzería del que he oído mucho y que me apetecía muchísimo probar: franny's.


Lo primero que se ve en la puerta es una pegatina de Snail of Approval, que quiere decir que este restaurante sigue pautas de la Slow Food, un movimiento fundado en 1989 por el italiano Carlo Petrini que, a la vez que trata de contrarrestar la fast food, intenta concienciar a los consumidores sobre las consecuencias de sus opciones alimentarias, por lo que normalmente los productos que se utilizan son locales, en su mayoría orgánicos, y de temporada.

Así que entramos y nos sentamos en la barra. El resturante es muy simple, con pared de ladrillo descubierto y barra de madera y cemento. En la parte de atrás está la cocina en la que se puede ver el horno para las pizzas y a los cocineros currándoselo muchísimo. No teníamos intención de comer mucho, ya que nuestro amigo estaba empeñado en ir a Lucali.

El camarero, muy agradable, nos pasó el menú en el que los aperitivos tenían muy buena pinta. Lo que me resultó muy interesante es que en la parte de atrás del menú, detallan de donde vienen todos los productos que utilizan en la cocina (la mayoría, granjas de New York o de New Jersey) y hasta transforman los residuos que generan en biodiésel.

El plato fuerte de franny's es la pizza (junto una buena carta de vinos), aunque tiene algunos platos de pasta. Nos pedimos una ensalada de tomates heirloom, pepino y ricotta y ¡cómo estaban los tomates! hacía tiempo en el que no comía tomates que supiesen a eso, a tomates... como los de la huerta de mis amigos de Coín.


Y claro, no podía faltar la pizza, de masa muy finita y que estaba buenísima. No es del mismo estilo que la pizza de Lucali o Grimaldi's (más New York style), pero aún así, merece la pena llegarse hasta Flatbush para probarla. Me quedé con las ganas de probar los platos de pasta, así que será la excusa perfecta para volver a ir.


franny's
295 Flatbush Avenue
Brooklyn, NY 11217
Tel: (718) 230-0221

domingo, agosto 09, 2009

~artez'n~

El viernes hacía un día buenísimo, así que aproveché y monté a Alaia en su cochecito y nos fuimos las dos dispuestas a explorar Brooklyn. Tenía en mente ir a probar una cafetería recomendada en uno de los blogs de Nueva York que sigo bastante, Cherrypatter. Lo que me gusta de este blog es la fotografía y que recomienda restaurantes, cafeterías y tiendas a los que va la que lo escribe, así que los ha probado todos y comenta la jugada de todos ellos, así que una no va tan a ciegas.

En este caso, lo que me llamó la atención era un post sobre una cafetería situada en Prospect Heights, unas cuantas manzanas al norte del Brooklyn Museum y en la foto vi que sirven el café en vasos de cristal (¡como en Málaga!) así que ni corta ni perezosa, me puse en marcha con Alaia a probar el café de Glass Shop. La ruta más rápida era coger Union Street, llegar a Prospect Park y de ahí coger Eastern Parkway hasta llegar a Classon Avenue. Unas 2.6 millas según mi mapa (unos 4 kms.). No está mal, pero como hacía tiempo que no me Atlantic Avenue y tenía que hacer algunos mandados por esa zona, decidí pasearme tranquilamente por Atlantic, coger Flatbush Avenue y luego coger Sterling Place hasta Classon Avenue.

Al pasearme por Atlantic Avenue, me di cuenta de lo mucho que ha cambiado, hay muchas más boutiques y restaurantes, aunque han cerrado otros, como Brawta Café, y caí en la cuenta de que no me he paseado por Atlantic Avenue en casi un año (creo que la última vez fue en para Atlantic Antic.



Total, que llegó al 444 de Atlantic Avenue y veo el escaparate de artez'n. Es una galería de arte y tienda de artículos varios que lleva abierta ya cinco años, y que por mucho que quiera, cada vez que paso por delante de ella, soy incapaz de resistirme... Tuvimos que entrar. Tienen obras de artistas que, o bien son residentes en Brooklyn, o que al menos están relacionados con Nueva York; camisetas monísimas (también para bebés), de las que ya ha caído más de una; joyería muy original y artículos que si los regalas, quedas de escándalo. Aparte tienen un book club y dan clases de serigrafía (a ver si me organizo y puedo ir a una de las clases). Estuve charlando un rato con Jessica Furst, la dueña, encantadora, y que, aparte de ser la que elige los artistas que exponen y de llevar la tienda, es el alma que está detrás de Furst Impressions, una agencia de diseño gráfico, que hace desde invitaciones para bodas hasta logos para empresas.



Vamos, que para los que vengáis a Nueva York, si queréis un regalo original y no la consabida camiseta con el I ♥ NY, éste es el sitio al que hay que ir. Y sí... el viernes cayó una camiseta y un cuadro para una amiga antes de tomarme el café que era la excusa para pasarme por artez'n... Si es que no se me puede dejar suelta.

artez'n
444 Atlantic Avenue
Brooklyn, NY 11217
Tel: (718) 596-2649

domingo, agosto 02, 2009

~Sheep Station~

Con esto del verano que parece que no acaba de llegar a Brooklyn (hoy está lloviendo otra vez), David anda con antojo de BBQ, que en este país es la actividad (y la comida) que indica la llegada del verano, pero como no tenemos jardín, pues David anda el pobre con las ganas y lleva ya unas cuantas semanas viendo qué amigos tienen una barbacoa para poder llevar comida y asarla allí.

Como ayer hacía bueno y estaba en casa nuestro amigo Josele, después de levantarnos bastante tarde y pensar qué parte de Brooklyn le podríamos enseñar, salimos a la calle sin rumbo fijo (creo que además David y yo aún andabamos medio dormidos), o al menos eso pensaba yo. Total que vamos paseando por Union Street, tirando dirección Park Slope. Lo que no sabíamos Josele y yo es que David había leído en Saveur, una revista de cocina a la que está subscrito (sí, es que David, además de director de fotografía es un cocinitas), que cerca de nuestro barrio hay un sitio buenísimo de hamburguesas, y estaba dispuesto a encontrar el sitio costase lo que costase... vamos, que a falta de pan, buenas son tortas, o en su caso, hamburguesas para suplir la falta de barbacoas. Cuando a David se le mete algo en la cabeza (especialmente un restaurante), me echo a temblar. No porque la selección del restaurante no sea buena (normalmente, tiene buen ojo el muchacho) si no, porque más de una vez hemos acabado dando vueltas, desmayaos, y David diciéndome, no falta nada, el restaurante que te digo está a dos bloques de aquí... y resulta que está a bastante más que dos bloques...

Total, que vamos por Union y David nos dice que vamos a ir al sitio de las hamburguesas, que lo ha visto en esta revista, pero ni se acuerda del nombre ni está muy seguro de donde está (creo que está en Degraw y 4th Avenue, nos dice). Llegamos al cruce en cuestión y ahí no hay hamburguesas a la vista: un sitio de ramen y paredes con graffiti a lo largo de una avenida desangelada, que está cogiendo vidilla, pero no vemos el famoso sitio de las hamburguesas. Llamada a su amigo Steve, que es otro enamorado de las hamburguesas y que también lee la misma revista, que no le sabe indicar muy bien donde está el sitio. Empiezo a desperarme, porque ya me estoy viendo en plan caravana de mujeres, con la niña, el cochecito y la caló, buscando las dichosas hamburguesas y dando vueltas hasta que las encontremos. Total que subimos una calle para Atlantic y nos topamos con el sitio en la siguiente esquina (¿ves cómo no andaba tan descaminado?, me dice David). Un bar en la esquina de Douglass y 4th Avenue, con plantas colgando en la entrada, con más pinta de una cabaña sacada de una peli del lejano oeste que un bar en Brooklyn.

Entramos a la caza y captura de una cerveza frequita y una hamburguesa cada uno, mientras un camarero australiano nos traía el menú y veíamos la tele, de fondo, mostrando un partido de rugby entre Sudáfrica y Nueva Zelanda. No fuimos nada originales, los tres nos pedimos lo mismo: la cervecita y un shearer's burger, que es una hamburguesa a la que, aparte de ponerle la lechuga y el tomate de siempre, le añaden remolacha en rodajas, piña, cebolla caramelizada y un huevo frito en lo alto. Muy bueno para el colesterol no creo que sea, pero la hambuerguesa está de escándalo. Y mira que no soy yo muy de comer hamburguesas, pero tengo que reconocer que el paseo mereció la pena. La hamburguesa estaba buenísima, el servicio muy agradable y el local tiene su encanto.



Sheep Station
149 4th Avenue
Brooklyn, NY 11217
Tel: (718) 857-4337