Vaya con la caló en NY

lunes, marzo 30, 2009

~Me gusta el fútbol, los domingos por la tarde...~

Cada vez que pienso en esa canción me parto, más que nada porque de chica, el fútbol no me gustaba tanto. Todos los domingos por la tarde mi padre se ponía su cervecita y una tapita de lo que fuera (o un sandwich) y nada, a la hora que tocaba el fútbol se acabaron las películas o los dibujos. La cosa se iba poniendo más seria, cuando le dio por ver la tele sin sonido y poner la radio porque "los comentaristas de radio te cuentan el partido mejor", y mi hermano, muy serio, decía que sí, que por la radio los partidos se vivían mejor. Y luego, si ver todos los partidos que se retransmitían un domingo por la tarde no era suficiente, por la noche, el programa aquél (¿Estudio Estadio?) que te repetía las mejores jugadas de los diferentes partidos y te daba los resultados de la quiniela (que nunca nos tocaba). Vamos, que estoy segura de que a más de un@ le suena totalmente este escenario.

Con el paso del tiempo, me vengo para Brooklyn, donde el fútbol (o soccer como ellos lo llaman) no se lleva tanto. Se lleva el baseball, con dos equipos fuertes en NY, los famosos Yankees (del Bronx) y los Mets (de Queens), y el football, con otros dos equipos, los Giants y los Jets. Y resulta que voy y decido compartir mi vida con un fanático del soccer, que siempre es mejor que el baseball, porque al menos me entero de lo que va la movida.

El fútbol nos ha acompañado desde el día en que empezamos a salir. Es más, el día, o mejor dicho, la noche en que David me pidió que nos casáramos (en California, en junio de 2002) el partido protagonista fue el España-Paraguay del Mundial de 2002. Resulta que fuimos a ver el partido y Puyol, no sé si recordaréis, marcó un autogol en el minuto 10 de ese partido y ya se pensaba una que España iba a perder su puesto en el Mundial.... por lo que como, una niña chica, me pillé una rabieta y no quería hablar con nadie y el pobre David preguntándome si quería casarme con él y a mí que lo único que me importaba en ese momento era el 0-1, aunque al final ganamos 3-1... y sí, le dije que nos casábamos.

Casi 7 años más tarde, y aún seguimos viendo fútbol juntos. Vimos la final del Mundial de 2006 en Pittsburgh, en casa de nuestros amigos Eli y Bob, con el consiguiente mal rato de David que vio como Alemania (como sabéis es medio alemán) perdía la final ante Italia.

El año pasado estuvimos viendo la Eurocopa, apoyando a España, yendo a ver los primeros partidos en La Nacional. Los primeros partidos se podía entrar, pero ya cuando nos íbamos acercando a la final, era imposible pillar sitio y encima no hacían reservas, así que acabamos en un bar del barrio, Floyd, que es un bar que está en Atlantic Avenue, y que es casa de los aficionados del Tottenham Spurs en Brooklyn. Si a eso le unimos que el local de al lado es el Chip Shop, un local que vende comida British, os podéis imaginar cómo se pone los fines de semana.

Todos los fines de semana retransmiten partidos de la liga inglesa, y allá que se va David a ver los partidos en los que juega su equipo, el Liverpool. Hace un par de sábados me convenció para ir a ver un partido a ¡las 9 de la mañana!, el Manchester United-Liverpool. Me quedé alucinada al ver el local lleno de aficionados a esas horas (a una le gusta el fútbol, pero vamos, no tanto como para levantarse tan temprano un sábado por la mañana), hasta padres que se venían con los niños a ver el fútbol. Eso sí, los chiquillos pasaban del fútbol olímpicamente y los tenías en su mesita con lápices de colores o con mini-lectores de DVDs con películas de dibujos animados.


El domingo pasado David fue a ver el Liverpool-Aston Villa en Floyds (a ése no fui yo) y luego tiramos para Manhattan, que teníamos que acabar de hacer las últimas compras antes de que venga la enana, y acabamos en Nevada Smiths para ver la segunda parte del Barça-Málaga, que vaya mal rato, señores. Nevada Smiths es un bar que está en la 3 Avenida, en el East Village, y que es un bar dedicado sólo y exclusivamente al fútbol, aparte de ser el hogar de la peña del Barça en Nueva York. Cuando fuimos a ver el partido Barça-Málaga había pantallas retransmitiendo partidos de la liga de Brasil, de la liga inglesa y de la española y se escuchaban gritos y comentarios en todos los idiomas.


Para aquéllos a los que les guste el fútbol los domingos por la tarde:

Floyd
131 Atlantic Avenue
Brooklyn, NY 11201
Tel: (718) 858-5810


Nevada Smiths
74 Third Ave
New York, NY 10003
Tel: (212) 982-2591

domingo, marzo 22, 2009

~El Palo no queda tan lejos...~

El martes tuve la suerte de quedar con 2 lectores de este blog, y uno de ellos es del Palo. Le conozco de toda la vida, ya que de pequeño venía a la academia de mis padres, Linguacentro (¡Qué tiempos aquéllos!), aunque, como suele suceder, se acaba perdiendo la pista de la gente.

Total, que se puso en contacto conmigo a través del blog y me dijo que venía a pasar unos días en Nueva York. Quedamos el martes por la noche para tomarnos unas cervezas en ReBar, un bar bastante apañao que está estratégicamente ubicado en el edificio en el que David tiene su productora (hay que ver la suerte que tienen algunos). La verdad es que me hace mucha ilusión ver a gente de Málaga por aquí.

Aparte del buen rato que pasamos juntos, el detallazo de traerse, desde Málaga, una biznaga hecha de masa de pan, que me dijeron que las venden en las famosas Cuatro Esquinas, de mi barrio de El Palo, y lo que no podía faltar... café Santa Cristina, para afrontar la recta final del embarazo... ¡En fin, que El Palo ya no me queda tan lejos!

sábado, marzo 21, 2009

~The Dude Abides~

Llevo ya más de dos semanas sin escribir y esto no puede ser. No voy a poner por excusa el trabajo, aunque, para no variar en esta ciudad, es a lo que más se dedica uno. Han sido un par de semanas intensas, con muchas emociones. El viernes 3 de marzo fuimos a casa de nuestro amigo Yashua a ver una performance muy interesante de una de las chicas de The Brooklyn Biracial and Multiracial Meetup. Escribí un borrador sobre su obra, pero no estaba muy convencida de cómo estaba quedando, así que decidí dejarla de lado y volver a ella un poco más tarde... y allí sigue mi borrador, que tengo que repasar para poder compartirlo con vosotr@s.

El lunes 9 por la noche, nos invitaron a celebrar Purim, una fiesta judía en la que se conmemora la salvación de los judíos de una matanza a manos de Haman y los persas, y que se relata en el Libro de Esther. El rabino de Chabad of Dumbo nos invitó a que asistiéramos a la lectura de la Megillah, que es la lectura, en hebreo, del Libro de Esther. En esta fiesta, la gente suele acudir a la sinagoga disfrazada y se les da matracas para que se haga ruido cada vez que se pronuncia el nombre de Haman, el malo de la historia. Así que para allá que fuimos a escuchar la lectura de la Megillah y tras la lectura se ofrecía comida y una cata de vinos kosher. Es típico comer hamantaschen, unos triangulitos rellenos de dulce y que están de muerte , y que dicen algunos que representan el sombrero que llevaba Haman o las orejas de Haman (Alicia, el enlace tiene receta, aunque está en inglés. Estoy segura de que los preparas y nos dices lo buenos que te han salido).

Terminamos la fiesta bastante tarde y llegamos a casa a eso de las 11 de la noche. Al llegar a casa, nos dimos cuenta de que uno de nuestros gatos, The Dude, de quien escribí hace ya unos meses, no había venido a la puerta a saludarnos. Nos pareció bastante raro, ya que Dude es como un perrillo. En cuanto oye la puerta, ya está esperándonos para decirnos hola y no nos deja ni quitarnos el abrigo sin antes enseñarnos la barriga para que le hagamos monerías.

Total, que me puse a buscarle y me lo encontré escondido debajo de la cama, con muy mala cara. El pobrecito estaba fatal y decidimos llevarlo al servicio de urgencias que hay en nuestro barrio. El pobre, con la que lía siempre que hay que llevarlo al veterinario, no decía ni pío y se metió en su bolsita sin rechistar.

Es increíble el apego y el cariño que se le tiene a estos animales que comparten vida con uno. Son parte de la familia (aunque sin llegar a los extremos de comprarles un carrito...) y cada uno de ellos tiene su personalidad bien definida y su función dentro de nuestra casa. Con el corazón en un puño llegamos a urgencias y en seguida se lo llevaron. Estuvimos una hora allí y el veterinario que estaba de guardia nos lo puso muy negro. No sabía exactamente qué es lo que le pasaba a Dude, lo único que veía es que tal vez no sobreviviese esa noche, ya que estaba intentando estabilizarlo y no lo estaba consiguiendo. El veterinario sospechaba que Dude tenía una spesis abdominal y que le había perforado el intestino, aunque no sabemos si fue por algo que se comió o por enfermedad. Tras un par de horas allí y viendo que el pobre lo estaba pasando fatal y que no parecía que iba a salir bien, decidimos, como dicen aquí put him to sleep. Fue una decisión muy dura y no paras de preguntarte si tal vez el veterinario se equivocó y no era la cosa tan grave, si se podía haber hecho algo más, si hubiesemos llegado a casa antes, si... tantas condicionales. Es tan raro ver a un ser querido por la mañana, tan normal, como todos los días, y que por la noche ya no vuelva a estar contigo. Te hace plantearte muchas cosas y dónde debería de tener uno sus prioridades.

La casa está vacía. Los otros dos gatos que tenemos, Sam y Dylan, andan como desorientados. Tiene gracia, nosotros pensábamos que el jefe de la cuadrilla era Sam, que es el mayor de los tres, y ahora nos hemos dado cuenta de lo poquito que conocíamos la dinámica felina de nuestra casa, en la que, como toda casa con gatos que se precie, a los humanos se nos permite estar, mientras los que llevan los pantalones son estas criaturas peludas con bigotes y cuatro patas. Por la manera de actuar de Sam y de Dylan, nos hemos dado cuenta que el que llevaba la voz cantante aquí, en este one-bedroom en Brooklyn, era Dude, aunque es cierto que no era el gato alfa habitual.

Dude era, como el personaje de The Big Lebowski, un gato con pachorra al que, invariablemente, le "pasaban" cosas. Recuerdo una vez que teníamos una escalera de mano en casa para coger algo del altillo y la teníamos cerrada y apoyada contra la pared. Dude ve la escalera y con lo gordo que estaba decide subirse en lo alto. La escalera, estando en precario equilibrio, se tambalea. Cualquier otro gato hubiese saltado ágilmente y hubiese puesto pies en polvorosa... Dude se abrazó a la escalera y no se bajó de ella y se hubiese estrellado con escalera y todo si no llega a ser por David, que lo pilló justo antes de que tocase el suelo. O lo bien que se lo pasaba viendo la lavadora y pegándole a la puerta en el centrifugado. O como estornudaba y como no le gustaba nada, cada vez que David estornudaba se iba corriendo a su lado a ver si David estaba bien. O como estaba siempre en medio de todo, en el lugar más inapropiado: si estabas guardando ropa para ponerla en el altillo y te dabas la vuelta, Dude estaba en la caja que tenías preparada. O como amanecía en el lavabo en verano, que me imagino que para él era el sitio más fresquito de la casa. O como le encantaban los niños (no he visto un gato o un perro como él, y es que todas las mascotas que he tenido, eran ver un niño entrar en casa y salir corriendo).

Podría tirarme horas contando anécdotas de Dude. Todo un personaje al que echamos mucho de menos y que todavía nos cuesta creer que no esté aquí con nosotros. The Dude abides!

lunes, marzo 02, 2009

~¡Vaya nevada!~

Ayer nos anunciaron nevada, pero no me lo tomé muy en serio, ya que aquí tienden a ser un poquito exagerados. Lo que no me esperaba esta mañana al levantarme es oir en la radio que los colegios se habían cerrado y que habían cancelado vuelos por el temporal de nieve, que estábamos en alerta y que hacía 24° Fahrenheit, pero que se sentían con el viento como si fuesen 8°, o sea, que para nosotros eso es 4° bajo cero, y con el viento parece que es -13°. Como podreis ver en el vídeo que ha colgado Sur, la ciudad estaba hecha un desastre.

Al final me he tenido que quedar en casa, ya que aunque Manhattan suelen limpiarlo bastante bien, mi barrio estaba hecho una pena y como ya nos hemos caído una vez, no vamos a tentar a la suerte. Muy bonito desde casa, con un té o un café calentito, como se ve en esta foto.


Espero poder salir mañana de casa, con las botas, el plumón, enfundada hasta las cejas y con mucho cuidado con el black ice. Y eso que estamos a principios de marzo y una se imagina que ya viene la primavera. Hay días en los que me pregunto qué se me habrá perdido a mí por aquí. ¡Paciencia!

domingo, marzo 01, 2009

~Rai Rai Ken~

Mira que estamos ya en marzo y hoy está nevando otra vez. ¡Qué ganas de que llegue la primavera! El otro día, sin ir más lejos, con un frío que pelaba, quedé con una amiga a la que hace tiempo que no veía para cenar. A ella le apetecía probar Rai Rai Ken , un restaurante minúsculo en el East Village en el que sirven (muy apropiado para este frío) sopas de fideos ramen y algunos platos más de comida japonesa. David y yo hemos estado un montón de veces en este restaurante, pero llevábamos tiempo sin ir. Es un sitio muy pequeñito, y David dice que le recuerda a los baretos de fideos de Tokyo. Tiene una gran linterna roja a la puerta y cuando entras lo que ves es una barra de madera, tras la que están los cocineros preparando las sopas, y un montón de banquetitas siempre llenas de gente tomando sopa y comiendo edamame o gyoza. Normalmente hay que esperar un rato, aunque no tanto como el sitio que acaban de abrir en 4 Avenue, Ippudo, al que intentamos ir hace un par de sábados a comer y la cola era de hora y media (para comer fideos, la verdad es que por muy buenos que me digan que estén, no me tiro hora y media de espera).

Lo bueno de este sitio es el precio (aunque ha subido un poco este último año). Por $8.00 te ponen un cuenco inmenso de sopa con fideos ramen, carne, huevo, kamaboko, cebolleta, y que en Japón se come sorbiendo ruidosamente, para enfriar la sopa.


Lo mejor de este sitio (aparte del precio y la calidad de la comida) es que está abierto hasta bastante tarde, aunque sólo acepta efectivo. Si os pilla un día de frío en el East Vllage, no dejéis de ir allí a tomaros una sopita caliente. Y si os pasáis en verano, tienen platos de fideos fríos.

Rai Rai Ken
214 East 10 Street
New York, NY 10003
Tel: (212) 477-7030