Vaya con la caló en NY

domingo, febrero 22, 2009

~Malagueños en el mundo~

Llevo unas semanas desconectada y no por voluntad propia, ya que he estado bastante liada de trabajo. Pero bueno, hoy nos hemos conectado y nos ponemos al día. El jueves David se fue a Liverpool, que le ha salido un currito dando clases en el Liverpool Film & HD Workshops. Claro, pues ya le he puesto en contacto con nuestro malagueño afincado en tierras Scouse, Koki, que seguro que si ya han quedado se estarán recorriendo juntos todos los pubs de la zona. Vamos, como si los estuviera viendo...

Y lo que más arte tiene esto de ser malagueño en el mundo es, aparte de poder compartir tu día a día con nuestra Málaga y ponerte al día de lo que se cuece en casa y lo que hacen otros malagueños en distintas partes del globo, la de amistades que se están creando por medio de este sistema de comunicación. Sin ir más lejos, la visita que tuvimos en agosto de 2 lectores, Manolo y María, lo bien que lo pasamos en Brooklyn y que ahora somos amigos. Probablemente si no existiese este medio de comunicación, no hubiéramos coincidido en la vida.

Y hoy ha sido otro día de quedar con un malagueño. Esta vez he quedado con Antonio, que como muchos sabreis por su blog, 4 Andaluces en la Sucursal del Paraíso, se fue de Málaga a Colombia, con el propósito de ayudar a proporcionar viviendas dignas en este país.

Pues nada, por medio del blog, me comentó que venía a Nueva York a ver su chica, Alba, y como hacemos en Málaga, pues quedamos a echar algo. ¿No vamos a quedar? Total, que quedamos en Jackson Heights para ir a comer. Coordinación con los móviles (¿qué haríamos sin ellos?) ya que, para no variar, con mi despiste habitual les estaba esperando en la esquina equivocada. Paseamos por Roosevelt Avenue, con un poquito de lluvia, bajo las vías del metro 7 y nos dejamos guiar por Alba, que vive en Queens.

Tengo que admitir que, a pesar de que llevo 9 años viviendo en Nueva York, todavía me queda mucho por conocer de esta ciudad y Queens es una de mis asignaturas pendientes, sobre todo a nivel gastronómico, ya que tiene barrios con una población muy variada, que va desde las diferentes comunidades hispanas de Jackson Heights, a los griegos de Astoria, los chinos de Flushing o los judíos de Forest Hills. Y en cada una de estas barriadas, encuentras restaurantes, panaderías y tiendas de ultramarinos que ofrecen la comida propia de la tierra de cada una de estas comunidades.

Alba nos llevó al Mesón Asturias, un restaurante asturiano que lleva 30 años abierto en esta zona de Queens, y que es uno de los lugares de reunión del Centro Asturiano de Nueva York. Precisamente hoy, cuando entramos a comer, tenían la reunión anual del Centro en el Mesón Asturias y dio la casualidad de que me encontré allí a una amiga, que es la vicepresidenta de dicha asociación. Lo dicho, si es que hasta Nueva York es un pañuelo...

Total, que Antonio, Alba y yo nos pusimos con el tapeo: tortilla, croquetas de bacalao y boquerones en vinagre (ya sé que algunos pensarán en el dichoso anisakis, pero es que los boquerones en vinagre me pueden...) y luego una fabada que quitaba er sentío. Todo regado con sidra y muy buena conversación. Total, comida con sobremesa de 4 horas que se nos pasaron volando.

Lo más gracioso era como si Antonio, Alba y yo nos conociésemos de toda la vida. Una sensación de estar en casa, a pesar de la distancia. Echamos una tarde muy buena, hablando del proyecto de Antonio en Colombia (muy interesante), de la vida en Colombia, en Nueva York y en Málaga; de las diferencia del español de Colombia con el de Málaga (cómo nos reímos con eso); y por supuesto, de nuestra Málaga, le explicamos a Alba (que es colombiana) los barrios de donde venimos Antonio (del centro) y yo (de El Palo); hablamos sobre nuestra Semana Santa, ya que tanto Antonio como yo somos muy semana-santeros, él lleva años sacando la Virgen del Rosario, de la Hermandad de la Sentencia, y yo recordando los itinerarios de Semana Santa con mis amigos, buscando el mejor sitio para ver tal o cual trono.

Me ha encantado encontrarme con un compadre en Nueva York, reirnos con historias que sólo un malagueño puede entender y pasar la tarde con muy buena gente. Y todo esto se lo debemos, en gran parte, a este proyecto del Sur, el de Malagueños en el mundo. ¡Gracias por acercarnos a todos los malagueños en cualquier lugar en el que estemos!


Mesón Asturias
40-12 83 St
Elmhurst, NY 11373
Tel: (718) 446-9154

lunes, febrero 09, 2009

~Pío Pío, el pollo más rico…~

Hace unas semanas, David tenía un coche de alquiler porque tuvo que ir a New Jersey a rodar unos anuncios, así que por la noche decidimos quedar con mi primo e ir a Queens a Pío Pío, el pollo más rico, un restaurante peruano en Northern Boulevard en Jackson Heights.

Si soy sincera, no soy de las que se tirarían a la yugular de nadie por comer pollo. Sushi es otra cosa, pero pollo… ya sé que algunos pensarán, ¿te tirarías a la yugular del vecino por un trozo de pescado crudo? Cuestión de gusto digo yo, y algo que no llevo muy bien con lo del embarazo, porque te recomiendan no comer ni pescado ni carne crudos (adiós jamón serrano, aunque si me lo pusieran por delante, no te digo yo que no saltase las recomendaciones de los médicos…) y aquí la gente es un poquito paranoica con esas cosas y te miran con cara rara cuando dices que lo que te gustaría es meterte un plato de sushi (o de jamón serrano) entre pecho y espalda. De todos modos, me pego mis homenajes de sushi una vez al mes, sin que mis amigos, los seguidores de las recomendaciones médicas, se enteren, que si saben de mis aventuras culinarias pondrían el grito en el cielo.

A lo que íbamos, que hacía tiempo que no nos acercabamos por Jackson Heights y es que el pollo ahí está para morirse y encima ayuda que el precio no está nada mal. Normalmente está lleno de gente: familias enteras que vienen a comer pollo de asador con ensalada de aguacate o ceviche. Todo a ritmo de musica latina que sólo se interrumpe (frecuentemente) con un “que lo cumplas feliz, que los cumplas feliz” cuando se le sirve un trozo de tarta con una velita a algún comensal.

El menú es sencillo, y siempre sabes que lo que pidas, no te va a defraudar en sabor, calidad o cantidad. El ceviche es estupendo y el plato principal, el pollo, está como para hacerse el viaje a Queens en metro. Lo mejor es la salsa verde picante que viene con el pollo. Normalmente pedimos un plato por $30.00, que se llama “Matador Combo”. Con este plato comen perfectamente 4 personas y te sirven medio pollo (con la famosa salsa verde) junto con una ensalada de agucacate, un plato de “salchipapa”, que es salchichas y patatas fritas, y un plato de tostones. Si a todo esto le añadimos que la sangría está estupenda y que el flan es como el que te hacen en casa, éste es uno de los mejores sitios para comer en Nueva York, aunque pille un poco a desmano. Lo bueno es que tienen varios restaurantes en Manhattan, pero pensamos que el mejor es el que está en Queens.

Por cierto, hablando con Antonio, nuestro malagueño en Colombia, le pregunté si conocía este sitio, ya que viene mucho por Queens. La respuesta de Antonio no deja lugar a dudas: vaya pechá de comer y es un sitio a exportar a España. Así que si alguno de vosotros acaba en Queens, ya sabeis a dónde ir.

Y como dicen que una imagen vale más que mil palabras, ahí van un par de fotos de la comilona que nos pegamos.



Pío Pío
84-13 Northern Blvd.
Jackson Heights, NY 11372
Tel: (718) 426-1010

domingo, febrero 08, 2009

~Escaparates~

Hace un par de semanas, una muy buena amiga de tiempos del BUP y del COU (sí, soy de esa generación) y a la que le había perdido la pista, se puso en contacto conmigo por medio de esta página. Me hizo mucha ilusión saber de ella, que está bien, con familia y viviendo también fuera de Málaga. Aprovechamos internet para ponernos al día sobre nuestras vidas respectivas y sobre la de nuestros amigos en común.

El otro día me mandó un artículo sobre Nueva York que le había hecho gracia, para preguntarme si sabía algo al respecto. En este artículo se comentaba como un hotel de Manhattan le había dado estancia gratis a una pareja de turistas británicos, a cambio de que permaneciesen en una réplica de uno de los cuartos del hotel. La cosa estaba en que la "habitación" estaba situada en la planta baja, en la esquina de Lexington Avenue y la 47. Vamos, que los ingleses iban a estar durante 5 días en un escaparate y que durante su estancia (gratuita) debían mantener las cortinas abiertas durante un número de horas al día.

Me hizo gracia la noticia, más que nada, porque paso mucho por esa zona. Conozco el escaparate en concreto. Es parte del hotel Roger Smith y siempre tiene alguna instalación artística en ese escaparate. He visto vídeo-proyecciones, instalaciones que parecían más la obra de una constructora en la Costa del Sol que arte (pero bueno, eso lo dejo al gusto del consumidor) y otras piezas que sí que eran bastante interesantes. Recuerdo haber observado la réplica de la habitación en el escaparate, pero sin tener ni idea de porqué tenían una habitación y carteles de "So sorry. You have missed Duncan and Katherine". En algún momento llegué a pensar que igual era un anuncio para alguna obra de teatro Off Broadway. Me imagino que cuando he pasado por ahí, igual era demasiado temprano en el horario de un turista, porque nunca los vi. De todos modos, ahí va la foto del escaparate (sin los turistas).

viernes, febrero 06, 2009

~新年快樂~

Ya sé que llevo desaparecida bastante tiempo... temas de trabajo y los fines de semana no me cunden, ya que hemos empezado a dedicarlos a preparar la casa para cuando llegue la enana, porque como somos como somos, si no nos ponemos las pilas ya, ésta llega y va a acabar durmiendo en el sofá con los gatos.

Eso no quita que la semana pasada nos animásemos y saliesemos a celebrar el año nuevo chino con un grupo de amigos, pero esta vez decidimos tomárnoslo con calma y salir un día después del año nuevo, ya en que los restaurantes de Chinatown es casi imposible entrar a comer ese día, y mucho peor si cae en fin de semana, como hace un par de años, que organizamos una comida de año nuevo y que cayó en domingo.

Creo que erámos unos 15 y a pesar de que hicimos reserva en un sitio bastante apañao que sirve dim sum, el restaurante H.S.F., cuando llegamos estaba hasta la bandera y aquello era un sálvese quien pueda. No nos sirvió de nada deicr que teníamos reserva y además como éramos muchos, al final tuvimos que esperar como una hora hasta que nos dieron mesa, pero mereció la pena. (Cosas que hace una en Nueva York, porque me direis quién es el listo que se espera una hora en un restaurante en el que ya tenía reserva y claro, la vez siguiente que le dije a David que a ver si nos acercábamos al H.S.F, me dijo que la que se iba a acercar era Rita la cantaora, porque él pasaba después de la espera de ese día. Al menos reconoció que la comida estaba bien.)

El dim sum es un tipo de comida china que lo podríamos casi comparar con nuestras tapas. En los restaurantes que sirven dim sum, se pasean con carritos con diferentes platillos y uno va escogiendo de lo que le ofrecen. Suelen ser muy variados y no son platos grandes. Lo mejor es ir con alguien que sepa bastante de comida china y que hable o cantonés o mandarín y también ir con un montón de gente pra poder elegir más variedad. Lo que hacemos es convencer a un amigo nuestro que es de Taipei para que venga con nosotros y que nos haga de traductor y de gastrónomo (y con el que nos atrevemos a comer cosas que no comeríamos si fuesemos solos). Uno de nuestros sitios favoritos para comer dim sum es el restaurante 88 Palace, que está en el centro del Chinatown de verdad, lejos de los bolsos y los relojes de imitación de Canal Street. Es un salón de banquetes que está bajo el puente de Manhattan, en el que los camareros se pasean por entre las mesas mostrándote los diferentes platos. Se paran, tratan de convencerte de que pidas todos, acabas negociando y eligiendo lo que quieres y te sellan una tarjeta que te dan por mesa con el número de platos que has elegido. Y así se va comiendo y eligiendo platos a medida que van pasando. Se mezclan los sabores, lo dulce con lo salado, y muchas veces la presentación esconde sabores insospechados que no parece que peguen nada con el look de la comida.


No sé, será que igual lo llevo en el ADN, pero me encanta el año nuevo chino. Pasearme por calles más bulliciosas de lo normal (imaginaos tipo centro en Semana Santa pero con niños tirando cohetes y confetti por el suelo en vez de nazarenos) y poder ver las danzas del león que van de tienda en tienda trayéndole suerte a los comerciantes para el nuevo año y a cambio de los buenos deseos, los comerciantes les dan un aguinaldo a los leones, dentro de sobrecitos rojos, me hacen sentirme casi como en casa, y eso que en El Palo esto no se celebra mucho.

El lunes 26 de enero empezó el nuevo año, el año del buey. Decidimos celebrarlo el martes por la noche con unos amigos en un sitio en el que no había estado antes, a comer 火鍋 (huǒ guō). Es básicamente una fondue, en la que se presenta una olla con caldo en el centro de la mesa junto con varios tipos de carne, verduras, setas, fideos, bolas de pescado o dumplings (una especie de empanadillas) que los comensales tienen que cocer, y el caldo va cogiendo el sabor de todos los ingredientes que se han cocido.

Es una comida en la que como más se disfruta es yendo con mucha gente, porque así se puede elegir más variedad de ingredientes para cocer. La chica que organizó esta cena, Jin, es de Beijing, y nos llevó a un restaurante al final de Canal Street, justo al lado del puente de Manhattan, de donde salen los autobuses de la empresa Fung Wah, que por un módico precio te llevan del Chinatown de Nueva York al de Boston (aunque ahora paran en la estación de autobuses). El sitio, un restaurante cutrecillo, se llama Grand Sichuan y no lo conocíamos, así que una sorpresa muy agradable, porque no hemos comido 火鍋 en casi 2 años, desde que volvimos de visitar a mi hermana en Beijing. Uff, tengo que ver cómo me las apaño para volver allí. Como éramos una pechá de gente, estuvo muy bien porque pedimos de todo: cordero, ternera, tofu, setas, fideos (fundamental para el año nuevo, ya que representan longevidad), bolas de pescado (el pescado, que normalmente se tiene que llevar entero a la mesa, representa abundancia, ya que ambos caracteres se pronuncian igual) y nada, a coger tu trocito de comida, ponerlo en una cucharita que parece casi como un colador y desear que no se te pierda en la sopa. Esperas a que se haga, lo sacas, le pones un poquito de salsa y listo para comer. Al final, ya íbamos con menos paciencia y en plan más cafre, metiendo de todo en el caldo (teníamos dos tipos de caldo, separados, uno más picante que el otro y que al final, también acabaron medio mezclados) y sacando y repartiendo como buenamente podíamos lo que pillábamos.

Me parece que ya tenemos un nuevo sitio para comer en Chinatown. 新年快樂! (Xīnnián kuàilè) ¡Feliz año!



H.S.F. Restaurant
46 Bowery
New York, NY 10013
Tel: (212) 374-9681

88 Palace Restaurant
88 E Broadway
New York, NY 10002
Tel: (212) 941-8886

Grand Sichuan
125 Canal Street, #4
New York, NY 10002
Tel: (212) 625-9212