~Ruby Moriarty~
Con eso de estar de baja de maternidad y de que, por fin, hace buen tiempo, una aprovecha para darse un paseito con Alaia todos los días. Una de las cosas que he notado desde que tengo a Alaia es lo poco cochecito-friendly que es el metro en esta ciudad. Como el médico ha dicho que una no debe coger demasiado peso, me veo limitada a pasearme por Brooklyn, ya que el sube y baja cochecito por las escaleras de las estaciones de metro te puede dejar los riñones al Jerez. No sé cómo harán los minusválidos en esta ciudad, porque la verdad es que lo tienen chungo. Me imagino que o cogerán el autobús (que tiene rampas especiales) o un taxi en lugar de metro, porque yo estoy que me apetece ir a Manhattan con la niña, pero hasta que no se haga un poco grande y no se me escurra en el Baby Björn, creo que Rita la cantaora va a ser la que suba y baje el cochecito por las dichosas escaleras del metro.
Dicho esto, es la excusa perfecta para pasearme por el barrio y ver que es lo que se cuece por aquí, ya que durante el resto del año, en mi vida pasada, no tan lejana, de estresada currante en Manhattan, apenas me he paseado del metro a casa y de casa al metro.
Así que en mis paseos diarios, que generalmente tienen una parada en Carroll Park (me da a mí, que va a ser, a partir de ahora, el nuevo sitio in para nosotros), me dedico a explorar mi barrio en busca de nuevas emociones o de reencontrarme con las que ya conocía. Y me doy cuenta de lo dinámico que es mi barrio, se abren nuevos restaurantes, se cierran otros y una tienda o un restaurante ocupa su lugar. Al menos se ven más escaparates con vidilla dentro que hace un par de meses, cuando se anunció la crisis que nos está pegando fuerte. Mi admiración por todos los que le echan un par de pantalones a la crisis y abren su propio negocio.
Uno de estos locales es Ruby Moriarty, que está en la zona menos transitada de mi barrio, pasado 4th Place y lo que a algunos le ha dado por llamar SoFo (South of Fourth), probablemente para vender la zona un poco más. Vaya con la manía de esta gente de acortarlo todo, pongo como ejemplo OJ, atajo para decir orange juice.
Me llamó la atención por los vestidos de crochet y los bolsos japoneses que tenían en el escaparate, de Minmie y lo que son como las cajitas de Pocky, la versión japonesa de las galletas Mikado (también tienen las galletas para endulzar las compras). Así que entré con la intención de ver lo que tenían y me puse a charlar con Jessica, la dueña del local, que me comentó que había trabajado como escritora de la revista Travel and Leisure y que llevaban unos meses abiertos. Anteriormente, el local lo tenían como una galería de arte (que recuerdo haber visto) y luego ella y su familia se fueron a pasar un año a Irlanda. Me tiré un rato largo en la tienda, charlando con Jessica y viendo la ropa que diseña (vestidos, faldas y corbatas muy originales), los collares que hace con colgantes vintage que ha encontrado en sus viajes y los cantosos pijamas con estampados de dibujos animados japoneses que tiene en el escaparate. A todo esto, Ruby, una gata de color albero y que es la que le da nombre a la tienda, se pasea elegantemente a sus 19 años, mientras en la pared se proyectan imágenes de Popeye y la hija de Jessica, de 10 años, ayuda a su madre.
Una gozada el ver cosas originales y que no están producidas en masa y el poder tener una conversación con la artista. Y cómo no, cayó un bolso Pocky y algunos collares para mis amigas... Y es que no se me puede dejar suelta, con Alaia o sin ella...
Ruby Moriarty
516 Court Street
Brooklyn, NY 11231
Tel: (347) 275-0770
Con eso de estar de baja de maternidad y de que, por fin, hace buen tiempo, una aprovecha para darse un paseito con Alaia todos los días. Una de las cosas que he notado desde que tengo a Alaia es lo poco cochecito-friendly que es el metro en esta ciudad. Como el médico ha dicho que una no debe coger demasiado peso, me veo limitada a pasearme por Brooklyn, ya que el sube y baja cochecito por las escaleras de las estaciones de metro te puede dejar los riñones al Jerez. No sé cómo harán los minusválidos en esta ciudad, porque la verdad es que lo tienen chungo. Me imagino que o cogerán el autobús (que tiene rampas especiales) o un taxi en lugar de metro, porque yo estoy que me apetece ir a Manhattan con la niña, pero hasta que no se haga un poco grande y no se me escurra en el Baby Björn, creo que Rita la cantaora va a ser la que suba y baje el cochecito por las dichosas escaleras del metro.
Dicho esto, es la excusa perfecta para pasearme por el barrio y ver que es lo que se cuece por aquí, ya que durante el resto del año, en mi vida pasada, no tan lejana, de estresada currante en Manhattan, apenas me he paseado del metro a casa y de casa al metro.
Así que en mis paseos diarios, que generalmente tienen una parada en Carroll Park (me da a mí, que va a ser, a partir de ahora, el nuevo sitio in para nosotros), me dedico a explorar mi barrio en busca de nuevas emociones o de reencontrarme con las que ya conocía. Y me doy cuenta de lo dinámico que es mi barrio, se abren nuevos restaurantes, se cierran otros y una tienda o un restaurante ocupa su lugar. Al menos se ven más escaparates con vidilla dentro que hace un par de meses, cuando se anunció la crisis que nos está pegando fuerte. Mi admiración por todos los que le echan un par de pantalones a la crisis y abren su propio negocio.
Uno de estos locales es Ruby Moriarty, que está en la zona menos transitada de mi barrio, pasado 4th Place y lo que a algunos le ha dado por llamar SoFo (South of Fourth), probablemente para vender la zona un poco más. Vaya con la manía de esta gente de acortarlo todo, pongo como ejemplo OJ, atajo para decir orange juice.
Me llamó la atención por los vestidos de crochet y los bolsos japoneses que tenían en el escaparate, de Minmie y lo que son como las cajitas de Pocky, la versión japonesa de las galletas Mikado (también tienen las galletas para endulzar las compras). Así que entré con la intención de ver lo que tenían y me puse a charlar con Jessica, la dueña del local, que me comentó que había trabajado como escritora de la revista Travel and Leisure y que llevaban unos meses abiertos. Anteriormente, el local lo tenían como una galería de arte (que recuerdo haber visto) y luego ella y su familia se fueron a pasar un año a Irlanda. Me tiré un rato largo en la tienda, charlando con Jessica y viendo la ropa que diseña (vestidos, faldas y corbatas muy originales), los collares que hace con colgantes vintage que ha encontrado en sus viajes y los cantosos pijamas con estampados de dibujos animados japoneses que tiene en el escaparate. A todo esto, Ruby, una gata de color albero y que es la que le da nombre a la tienda, se pasea elegantemente a sus 19 años, mientras en la pared se proyectan imágenes de Popeye y la hija de Jessica, de 10 años, ayuda a su madre.
Una gozada el ver cosas originales y que no están producidas en masa y el poder tener una conversación con la artista. Y cómo no, cayó un bolso Pocky y algunos collares para mis amigas... Y es que no se me puede dejar suelta, con Alaia o sin ella...
Ruby Moriarty
516 Court Street
Brooklyn, NY 11231
Tel: (347) 275-0770