~A por las sábanas~
No es que los centros comerciales me pongan mucho. Es más, creo que me ponen nerviosa. Admito la comodidad que tiene el ir a un solo sitio que esté abierto de 10 a 10 y que te permita comprar todo lo que necesitas de una sola vez. Pero para mí, no sé, como que tiene más encanto pasearte por la calle, entrar en una tienda, ver, charlar, comprar o no comprar y salir y volver a hacer lo mismo: pasearte, mirar escaparate, entrar, ver, charlar...
Como hay gente que quiere saber si al final me compré las famosas sábanas, la respuesta es sí, y encima en un centro comercial... El domingo, como también hacía bueno y había fracasado el día anterior en mi intento de comprar sábanas, ni corta ni perezosa, decidí darme un paseo y subir andando hasta Atlantic Avenue, una de las arterias principales de Brooklyn, que la recorre de oeste a este. Vivimos cerca del inicio de Atlantic Avenue y es muy interesante ver como se van cambiando los barrios y las tiendas a medida que vas paseando. En la parte cerca del río, Atlantic Avenue está llena de restaurantes de Oriente Próximo y tiendas de especias (por cierto, hay un bareto llamado Hadramout, que tiene unos shawarmas que quitan el sentío), para pasar en otra manzana a tener boutiques muy monas y muy modernas, restaurantes de tipo francés o de comida New American, luego tienes un tramo que está lleno de anticuarios, para pasar a otro tramo de tiendas árabes, pero esta vez de perfumes, ropa y libros del Corán.
Total que después de pasear como media hora por Atlantic Avenue, llegas al cruce de Atlantic con Flatbush y te encuentras con el famoso Williamsburg Savings Bank, el edificio más alto de Brooklyn, con su torre, que era un edificio de oficinas y que ahora lo están convirtiendo en apartamentos de lujo, y justo al lado está el Atlantic Terminal Mall, uno de los centros comerciales mejor comunicados que he visto en mi vida. En el sótano hay acceso a los trenes de Long Island, el Long Island Rail Road y una cantidad de líneas de metro que te llevan a todas partes. Lo bueno que tiene esto es que al estar tan bien comunicado, el ir al Atlantic Terminal Mall es como hacer un estudio sociológico de la comunidad tan diversa que vive en Brooklyn. Vas a comprar cosas con familias asiáticas, afro-americanas, latinas y judías ortodoxas, porque al fin y al cabo, todos tenemos las mismas necesidades de toallas, sartenes y aspiradoras. Cada vez que voy al Atlantic Terminal, la verdad es que me distraigo muchísimo observando a la gente, vamos, que lo disfruto más que hacer el mandao en cuestión que tuviera que hacer. Pero sí, al final me metí en Target, que es como nuestro Carrefour, y me compré 2 juegos de sábanas por $20.00 cada uno y una alfombrilla para el baño, ya que los gatos me habían destrozado la que teníamos.
La vuelta la volví a hacer paseando por Atlantic y me encontré con Blue Marble, una heladería que se me hizo irresistible en el último fin de semana de verano. Primero, porque no puede evitar el sonreir al ver a un perro en la puerta esperando a su dueñ@, alguien al que le deben de gustar los helados tanto como a mí. Y luego, porque soy de esas personas que se puede comer un helado hasta en el día más frío de invierno, con plumón, bufanda y guantes, pero disfrutando del helado...
Entré y vi que los helados son caseros, así que me decidí por un sorbete de mandarina con un waffle cone (un cucucurucho, pero un poquito diferente de los que tenemos en Málaga) y me volví a casa, paseando y sonriendo, mientras saboreaba el último fin de semana del verano en Brooklyn.
Blue Marble
420 Atlantic Avenue
Brooklyn, NY 11217
Tel: (718) 858-1100
No es que los centros comerciales me pongan mucho. Es más, creo que me ponen nerviosa. Admito la comodidad que tiene el ir a un solo sitio que esté abierto de 10 a 10 y que te permita comprar todo lo que necesitas de una sola vez. Pero para mí, no sé, como que tiene más encanto pasearte por la calle, entrar en una tienda, ver, charlar, comprar o no comprar y salir y volver a hacer lo mismo: pasearte, mirar escaparate, entrar, ver, charlar...
Como hay gente que quiere saber si al final me compré las famosas sábanas, la respuesta es sí, y encima en un centro comercial... El domingo, como también hacía bueno y había fracasado el día anterior en mi intento de comprar sábanas, ni corta ni perezosa, decidí darme un paseo y subir andando hasta Atlantic Avenue, una de las arterias principales de Brooklyn, que la recorre de oeste a este. Vivimos cerca del inicio de Atlantic Avenue y es muy interesante ver como se van cambiando los barrios y las tiendas a medida que vas paseando. En la parte cerca del río, Atlantic Avenue está llena de restaurantes de Oriente Próximo y tiendas de especias (por cierto, hay un bareto llamado Hadramout, que tiene unos shawarmas que quitan el sentío), para pasar en otra manzana a tener boutiques muy monas y muy modernas, restaurantes de tipo francés o de comida New American, luego tienes un tramo que está lleno de anticuarios, para pasar a otro tramo de tiendas árabes, pero esta vez de perfumes, ropa y libros del Corán.
Total que después de pasear como media hora por Atlantic Avenue, llegas al cruce de Atlantic con Flatbush y te encuentras con el famoso Williamsburg Savings Bank, el edificio más alto de Brooklyn, con su torre, que era un edificio de oficinas y que ahora lo están convirtiendo en apartamentos de lujo, y justo al lado está el Atlantic Terminal Mall, uno de los centros comerciales mejor comunicados que he visto en mi vida. En el sótano hay acceso a los trenes de Long Island, el Long Island Rail Road y una cantidad de líneas de metro que te llevan a todas partes. Lo bueno que tiene esto es que al estar tan bien comunicado, el ir al Atlantic Terminal Mall es como hacer un estudio sociológico de la comunidad tan diversa que vive en Brooklyn. Vas a comprar cosas con familias asiáticas, afro-americanas, latinas y judías ortodoxas, porque al fin y al cabo, todos tenemos las mismas necesidades de toallas, sartenes y aspiradoras. Cada vez que voy al Atlantic Terminal, la verdad es que me distraigo muchísimo observando a la gente, vamos, que lo disfruto más que hacer el mandao en cuestión que tuviera que hacer. Pero sí, al final me metí en Target, que es como nuestro Carrefour, y me compré 2 juegos de sábanas por $20.00 cada uno y una alfombrilla para el baño, ya que los gatos me habían destrozado la que teníamos.
La vuelta la volví a hacer paseando por Atlantic y me encontré con Blue Marble, una heladería que se me hizo irresistible en el último fin de semana de verano. Primero, porque no puede evitar el sonreir al ver a un perro en la puerta esperando a su dueñ@, alguien al que le deben de gustar los helados tanto como a mí. Y luego, porque soy de esas personas que se puede comer un helado hasta en el día más frío de invierno, con plumón, bufanda y guantes, pero disfrutando del helado...
Entré y vi que los helados son caseros, así que me decidí por un sorbete de mandarina con un waffle cone (un cucucurucho, pero un poquito diferente de los que tenemos en Málaga) y me volví a casa, paseando y sonriendo, mientras saboreaba el último fin de semana del verano en Brooklyn.
Blue Marble
420 Atlantic Avenue
Brooklyn, NY 11217
Tel: (718) 858-1100