Vaya con la caló en NY

domingo, enero 25, 2009

~CAM~

Ayer tarde creo que hice uno de mis sueños realidad, el poder tener dinero suficiente para poder comprar arte. La primera parte del sueño (la de tener pasta), no es que sea del todo cierta, pero bueno, acallé las voces sensatas del Pepito Grillo interno que tenemos todos que me decía: "Vamos a tener una niña y no podemos permitirnoslo" cuando David me dijo que un artista, que ya empieza a ser conocido, nos había invitado a su estudio para que viesemos sus cuadros, y a ver si nos gustaba algo...

Creo que este amor por el arte viene en parte por mi vocación frustrada de artista (ya que una no puede pintar bien, al menos puede apreciarlo) y en parte por el amor que mis padres tienen, en especial mi padre, al arte y a la literatura. Todavía recuerdo el día en que mi padre nos anunció que en vez de comprar un vídeo, se iba a comprar una enciclopedia de historia del arte de no sé cuántos mil tomos con unas fotografías alucinantes, ante la protesta de toda la chiquillería de la casa (especialmente la mía), con argumentos del tipo: "es que así grabamos nuestros programas mientras tú ves el fútbol" o el más que manío "es que todos mis amigos lo tienen". A lo que mi padre nos espetó sin inmutarse, el ya más que conocido "cuando seas padre, comerás huevo; mientras tanto, chúpate el dedo". Y como no, la enciclopedia llegó a casa y papá se sentó todo emocionado a verla y a ver si nos convencía a sentarnos con él a ver un libro "con dibujos". O los cuadros y los retratos que tenemos colgados en casa, de su amigo, el pintor Dámaso Ruano, o ese cuadro abstracto que para nosotros era como el lomo de una vaca, pero que era obra de un conocido artista chino. Y bueno, aunque una luche contra ello, lo que se mama en casa, se pega y aparece por alguna parte (y en eso te dejas la pasta hablando con un psicoanalista, al menos en esta ciudad).

A lo que íbamos, que ayer, David, como buen artista, con ese ojo que tiene (y no lo digo porque el fotográfo sea mi chico, pero joé es que tiene buen ojo para lo que hace), me dice, como quien no quiere la cosa, "venga, vamos a ver los cuadros de este chico, que te van a encantar...". Claro, y una piensa, bueno, y de paso, sacamos un poco de pasta, de la que no andamos muy sobrados, por si acaso... ¡Error! La voz de la sensatez te indica que esto es una trampa y que vas a caer como mosca a un panal de rica de miel, y lo sabes, y aún así, te dices... "bueno, por mirar, además, como seguro que no nos lo podemos permitir, pues sólo miramos y ya está". Además, así apoyamos a otro artista y es local, lo de siempre, argumentos que no hacen falta, porque ya estás más que convencida.

Total, que con un frío de morirse, salimos de casa y nos pillamos el F para ir a estudio de CAM, el pseudónimo de Craig Anthony Miller, en Dumbo. El F, que no funciona bien y tenemos que hacer transbordo en Hoyt-Schemerhorn con el G. Esto se está complicando mucho, ¿será una señal del destino? Bueno, pillamos el F bien, tras cogernos el G y cambiarnos de andén, y llegamos a Dumbo. Nos metemos en el edificio donde curra David, ya que por lo que tengo entendido, CAM tiene su estudio allí. Subimos en un montacargas a la sexta planta y tras perderno por un laberinto de paredes blanqueadas tipo loft, pero bastante oscuras (te crees tú que los pasillos de los lofts que con los que a una se le cae la baba cuando los ve en las revistas de decoración, son tan luminosos como lo que sale en dichas revistas), llegamos al estudio 606, que está cerrado con un candado. David, ¿estás seguro de que éste es el estudio del hombre este? ¿O es que además de pintor el hombre es Houdini en sus ratos libres? Total que llamamos al buen hombre y resulta, cómo no, que andamos en el edificio equivocado. Bajamos en el montacargas y salimos de nuevo a las calles empedradas de Dumbo, con un frío de morirse, a buscar 135 Plymouth Street.

Llegamos enseguida a un edificio industrial, de ladrillo, y tocamos al timbre que ponía 606. Un zumbido nos deja entrar en un portal oscuro con un ascensor de principios del siglo XX, muy guapo, pero que no funciona. ¿Que tengo que subir cuántos pisos? Sí, es en el sexto, pero como los americanos consideran el bajo como el primero, sólo son cinco pisos los que hay que subir, me digo a mí misma, mientras la enana parece que le encanta que la suban por estas escaleras y pega patadas de contento (asumo) y una resopla y piensa, mañana voy fijo al gimnasio, o a clase de yoga o a jugar a los bolos, y qué empinadas que son estas escaleras. Por Dios, ni en mi tiempos de fumadora se me daba tan mal subir escaleras...¡Lo que hace una por amor al arte! Y por ahora, los descansillos de la escalera no tienen muy buena pinta. No se oye ni un alma, y a través del grafitti que hay en las ventanas puedes ver trocitos del puente de Manhattan bajo el cielo de Brooklyn. Por un momento me imagino, mientras tomo aire en el rellano de la planta cuarta, que estoy viviendo el Nueva York artístico de los años 80, que voy a ver el estudio y la obra de un futuro artista que igual va a revolucionar el mundo del arte, y que bien merece la subida de tantos pisos, aunque una esté de 6 meses, y el paseo por sitios que el lado izquierdo de la mente te indica, con lógica cartesiana, que tal vez éste no sea el mejor lugar para estar y el derecho te lo muestra como algo artístico y lleno de posibilidades.

Llegamos a la sexta planta y pegamos en la puerta del 606. No nos contestan. del fondo del pasillo sale un chico con gafas de sol y al vernos en la puerta del 606, nos dice: "¿Sois los que venís a ver a CAM? La puerta está por aquí", y nos indica otro lado oscuro del pasillo. Gracias. Vamos hacia donde está la puerta (resulta que el chico con gafas, que se llama Tron, comparte estudio con CAM y había salido a echarse un cigarrito). Entramos en el estudio, que es amplio, con cuadros y pintura por todas partes, olor a incienso, y música de fondo que va de Nina Simone a hip-hop. David abraza a CAM y nos presenta y CAM nos presenta a sus amigos: Tron, el chico que había salido a por el cigarrito; One9, otro artista con quien comparte estudio; y otro artista más que no recuerdo muy bien su nombre.

CAM nos muestra sus cuadros, y me quedo alucinada. No voy a pretender que soy crítica de arte, ya quisiera yo saber más de arte, sólo comentar mis observaciones y lo mucho que me gustó su trabajo. Mucho colorido y a través de algunas de sus obras más antiguas se ve una evolución de unas líneas más depuradas, con mucha influencia del diseño gráfico (CAM tiene un BFA en diseño gráfico de St. John's University) y que en cierto modo, te hacen pensar en vidrieras de una catedral moderna y con un toque de tatuaje étnico, a las obras más recientes en las que sigue patente el uso del color, pero en las que es más abstracto, las líneas no están tan marcadas y los colores no están encerrados dentro de esas líneas. Muy interesante su uso de multi-media, su toque urbano y multi-cultural en su obra más reciente. Últimamente ha trabajado en 2 murales, uno en la pared del restaurante mexicano Pedro's y otro en el restaurante ReBar.

CAM ha expuesto su obra en Nueva York, en Londres y en Dubai y va a tener otra exposicón dentro de poco en Londres (David, te paso la información de la galería en cuanto lo sepa, porque sus cuadros realmente merecen la pena verse). Y ahí van las fotos, que no sé si realmente hacen justicia a sus cuadros, pero al menos os podéis hacer una idea.


David viendo varios cuadros.




Al final, caímos como chinches... y es que no lo pude evitar, teniendo en cuenta que me gustaron casi todos: los de la serie "Libation Head", la serie de pájaros o las máscaras de Ganesha. Menos mal que no nos quedamos mucho tiempo, que si no, me emociono y empeño hasta las muelas del juicio por comprarle el estudio entero. Al final tras tirarnos un rato decidiendo, acabamos comprando uno de sus cuadros más recientes, una imagen de Ganesha.


David con CAM y el cuadro que acabamos eligiendo.

sábado, enero 24, 2009

~Hermandad~

En su blog viajero, Viajes. Punto de partida, Luis Moret comparte con todos el hermanamiento entre nuestra Málaga y Nueva York, con una foto bastante curiosa anunciando Nueva York en una marquesina junto a una zapatería de toda la vida, Los Guerrilleros.

Como le comenté a Luis, este acercamiento es mutuo, ya que en NY han estado poniendo paradas de autobuses nuevas y kioskos, diseñados por la empresa española Cemusa, por lo que las avenidas y las calles de los boroughs de Nueva York (al menos los he visto en Manhattan y en Brooklyn, que es por donde más me muevo), tienen un toque bastante familiar, como podréis ver en estas fotos.




Y lo más divertido, el otro día, dándome una vuelta por mi barrio, me encuentro la misma foto que nos muestra Luis en su blog, sólo que en vez de tener a Los Guerrilleros de fondo, tiene el restaurante Marco Polo. Y como lo prometido es deuda, ahí va la foto, que demuestra que Málaga no queda tan lejos de Brooklyn, por lo menos en lo que a publicidad se refiere...

viernes, enero 23, 2009

~Mark it zero!!~

El viernes pasado, aún de vacaciones y con las carreteras llenas de nieve, decidimos bajar a la ciudad más grande de la zona, Great Barrington, a ver que es lo que se cocía. Por lo visto es un centro para esquiar que está bien y se llena bastante los fines de semana. No es tan grande como los que hay en Vermont, pero al estar a 3 horas en coche de Manhattan, es mucho más fácil venir aquí que irte para allá. Una, como no esquía (sólo tuve un intento hace siglos en Sierra Nevada, y fue de lo más accidentado, con parada en Maracena, provincia de Granada), pues tampoco sabe si la nieve es buena o no, pero nuestros amigos estaban emocionados. Yo lo único que veía es que había mucha, mucha nieve.

Total que fuimos a Great Barrington y acabamos en un restaurante japonés muy coqueto y, pensamos, muy caro, con precios casi iguales que los de Manhattan, y eso que estamos donde Cristo perdió las llaves, uno pensaría que las cosas son más baratas. Al terminar de comer, salimos a la calle y un poco más y nos da el yuyu del frío que hacía. Siguiente parada, 4 tiendas más abajo, una cafetería-pastelería-heladería, SoCo Creamery, en la que paramos a tomaros un café que nos calentase el alma y ver si tenían WiFi y conectarnos un poco al mundo exterior, sin éxito.

Luego nos dimos un paseo por la ciudad, pero con el frío aguantamos bien poco y decidimos ir a Cove Lanes, la bolera de Great Barrington. Era como la del Gran Lebowski, pero en New England en vez de California, y como era un viernes por la tarde, a eso de las 4, estaba lleno de críos, que estaban celebrando un cumpleaños.


La entrada a la bolera (auténtica).

No he jugando nunca a los bolos, y me hacía gracia observar todo lo que sucedía a mi alrededor. El decorado del lugar es digno de mención: una moqueta con motivos planetarios en la que los planetas eran las bolas y con bolos por satélites. Al fondo, una pared llena de fotos de gente que había logrado 300 puntos en una partida, la puntuación más alta. Las fotos era dignas de verse, con looks muy interesantes de los años 80. David me dijo: "Caro, this is pure Americana", traducción a lo bestia, que aquí tienes un claro ejemplo de cultura americana.

Nos alquilamos los zapatos para poder jugar (me dice David que tienen que usar zapatos especiales para no rallar las pistas), y nos alquilamos una pista. David y Terry estaban emocionados porque jugar a los bolos en Nueva York es bastante caro (hay un par de boleras famosas, Bowlmor Lanes en University Place y las de Chelsea Piers). Las partidas aquí costaban $2.50 por persona, por partida por lo que jugar 10 rondas, los 4 nos salía por $10.00. El alquiler de los zapatos nos salía por $2.00.


Los zapatos de alquiler, ya me voy sintiendo más como The Dude...

Los chicos nos enseñaron a tirar (más bien nos intentaron enseñar). Encontré que las bolas son bastante pesadas y que aunque tengan diferentes pesos, se te cae una al suelo, independientemente del peso que tenga, y levanta ampollas en el parqué fijo. Cada partida tiene 10 rondas por persona y cada ronda te da 2 oportunidades para tirar los bolos: gutter es cuando no tiras ni un solo bolo en ninguna de las 2 intentonas (parece ser que es mi tirada favorita, porque tuve varias rondas en las que, nunca mejor dicho, no di pie con bolo), spare (sí que tiras unos cuantos bolos en la primera intentona y luego tiras los restantes bolos (un total de 10) en la segunda intentona) y strike cuando tiras los 10 bolos al primer intento y te regalan una pechá de puntos (10) para la siguiente tirada.


Primera tirada de la tarde. Parece que Carola no lo hace tan mal... ya veréis como sigue la tarde.

Total que nos cogimos una pista y jugamos a los bolos. Al principio parecía que no lo hacía nada mal, pero al final de la primera partida, iba la última con diferencia, con una racha de gutter balls (le echaremos la culpa a la enana que me cambia el equilibrio, y es que tiraba la bola y se me iba a los lados), pero aun así, me marqué un par de strikes, lo cual no estuvo nada mal.


Lo que empezó tan bien, acabó en la más absoluta derrota...

El sábado por la tarde los chicos decidieron volver a la bolera, mientras las chicas íbamos a una clase de yoga en el pueblito (no era prenatal, y fue bastante interesante intentar hacer algunas de las asanas con la panza). Lo que más gracia me hizo fue que cuando me agachaba un poquito más de la cuenta, la enana se debía de dar cuenta porque pegaba una patadita, como diciendo, vale, que estamos apretados aquí y no es preciso que me aprietes más, pero por lo general, no tuve mayor problema (con modificaciones para adaptarme a lo que tengo) y me encantó la clase. Hace tiempo que no practico yoga (lo recomiendo para el estrés y para, aunque no os lo creais, dejar de fumar), y aunque tengo un vídeo de yoga prenatal y clases en el barrio, en realidad soy más floja que una cortina. Así que esta clase ha hecho que me entren ganas de volver a practicar, así que a ver si la semana que viene me apunto a una clase de yoga prenatal.

A lo que íbamos, tras la clase de yoga, nos fuimos a recoger a los chicos. El ambiente era totalmente diferente al del viernes por la tarde. La bolera estaba tan llena, que los chicos no pudieron coger ninguna pista, y acabaron en el bar de la bolera charlando y bebiendo cervezas. Parece ser que este es el lugar donde la gente se reune los fines de semana, y estaba lleno de gente y de familias que se repartían los turnos entre jugar a los bolos, o ver a los miembros de su equipo jugar mientras comían alitas de pollo y bebían cervezas. No sé es como ver las pistas de bolos del Big Lebowski llenas de gente. Lo único que faltaba eran los white Russians y los 3 nihilistas.


lunes, enero 19, 2009

~I have a dream~

Mañana, martes 20 de enero, se investirá al 44° Presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, el primer presidente de este país que tiene sangre negra. Es interesante que la investidura coincida después del día en que se recuerda a Martin Luther King, Jr., el que luchó por las libertades civiles de los afro-americanos en los años 60 con un enfoque de no violencia.

Creo que aparte de todos los cambios políticos, sociales y económicos que ha prometido Obama y la esperanza de que las cosas cambien para este país, es muy significativo que éste sea el primer presidente de color, en un país en el que hace menos de 45 años era ilegal en algunos estados casarse con una persona de otra raza.

En 1967 (no hace tanto tiempo), el Tribunal Supremo, con la sentencia Loving vs. Virginia, declaró como anti-constitucionales las leyes de algunos estados en los que se consideraba ilegal el matrimonio entre personas de diferentes razas.

El 6 de mayo del año pasado, falleció la Sra. Mildred Loving, a la que esta ley le afectó a ella y a su marido directamente, ya que el estado de Virginia (de donde eran y a donde volvieron tras haberse casado en Washington DC donde el matrimonio entre gente de diferentes razas sí era legal) los encarceló por el simple hecho de que ella era negra y su esposo Richard Loving (un apellido bastante apropiado para la historia, ¿no?), era blanco. Tras pasar unos días en la cárcel, decidieron no quedarse cruzados de brazos e interpusieron una demanda contra el estado de Virginia que llegó al Tribunal Supremo y que terminó con esta ley.

Si queréis ver el mapa de segregación racial con respecto a los matrimonios en Estados Unidos, podeis ir a Loving Day, una organización que conmemora la parejas de distintas razas y veréis que hasta hace no tanto tiempo esto era algo que no se veía bien, incluso tras la lucha de los años 60 por los derechos civiles de un gran grupo de la población estadounidense, que pagaba impuestos y participaba en guerras representando a su país, pero que a los que no se les permitía casarse con gente de su elección, compartir escuelas, asientos en los autobuses o mesas en restaurantes en muchas partes del país.

Me da pena pensar que si mis padres o los padres de David se hubiesen querido casar hacer 45 años en algunas partes de los Estados Unidos, se les hubiera considerado criminales. Me alegra mucho que por fin se vayan superando barreras raciales (aunque aún queda mucho por hacer y romper otras barreras que todavía siguen en pie) y que se reconozca con un Presidente que ha ganado las elecciones por méritos propios, sin importar el color de su piel. Me enorgullece que nuestra hija vaya a tener sangre inca, judía, rusa, alemana, italiana, vasca, andaluza, filipina y china y que esto no sea un signo de vergüenza sino un signo de orgullo y de los nuevos tiempos que corren.

Tal vez el sueño de Martin Luther King no nos quede tan lejos:

"I say to you today, my friends, so even though we face the difficulties of today and tomorrow, I still have a dream. It is a dream deeply rooted in the American dream.

I have a dream that one day this nation will rise up and live out the true meaning of its creed: "We hold these truths to be self-evident: that all men are created equal."

I have a dream that one day on the red hills of Georgia the sons of former slaves and the sons of former slave owners will be able to sit down together at the table of brotherhood.

I have a dream that one day even the state of Mississippi, a state sweltering with the heat of injustice, sweltering with the heat of oppression, will be transformed into an oasis of freedom and justice.

I have a dream that my four little children will one day live in a nation where they will not be judged by the color of their skin but by the content of their character.

I have a dream today.

I have a dream that one day, down in Alabama, with its vicious racists, with its governor having his lips dripping with the words of interposition and nullification; one day right there in Alabama, little black boys and black girls will be able to join hands with little white boys and white girls as sisters and brothers.

I have a dream today."


Extracto de US Constitution Online.

A continuación la traducción de Tomás Albaladejo:

"Aun así, aunque vemos delante las dificultades de hoy y mañana, amigos míos, os digo hoy: todavía tengo un sueño. Es un sueño profundamente enraizado en el sueño americano.

Tengo un sueño: que un día esta nación se pondrá en pie y realizará el verdadero significado de su credo: “Sostenemos que estas verdades son evidentes por sí mismas: que todos los hombres han sido creados iguales”.

Tengo un sueño: que un día sobre las colinas rojas de Georgia los hijos de quienes fueron esclavos y los hijos de quienes fueron propietarios de esclavos serán capaces de sentarse juntos en la mesa de la fraternidad.

Tengo un sueño: que un día incluso el estado de Mississippi, un estado sofocante por el calor de la injusticia, sofocante por el calor de la opresión, se transformará en un oasis de libertad y justicia.

Tengo un sueño: que mis cuatro hijos vivirán un día en una nación en la que no serán juzgados por el color de su piel sino por su reputación.

Tengo un sueño hoy.

Tengo un sueño: que un día allá abajo en Alabama, con sus racistas despiadados, con su gobernador que tiene los labios goteando con las palabras de interposición y anulación, que un día, justo allí en Alabama niños negros y niñas negras podrán darse la mano con niños blancos y niñas blancas, como hermanas y hermanos.

Tengo un sueño hoy."

sábado, enero 17, 2009

~Gracias~

Sábado por la mañana: estamos ahora mismo en una casita en East Otis, Massachussets (donde Cristo perdió las llaves), y sin internet (de ahí que no haya dado las gracias antes. Ahora estoy en Otis Ridge, una cabaña en las pistas de esquí que tiene WiFi y aprovecho para conectarme y contaros por dónde ando, mientras nuestros amigos están esquiando).

Como el lunes tenemos fiesta (es el día de Martin Luther King, Jr.), decidimos cogernos el jueves y el viernes de vacaciones y alquilarnos una casita en el campo (con el frío que hace, que ayer ponía que hacía 8° bajo cero Fahrenheit (eso es, amigos, 22° bajo cero en nuestra tierra, casi ná), si es que somos asi de listos) a pasar unos dias con nuestros vecinos y unos amigos.

El jueves por la mañana, al levantarme (mucho más tarde de lo que me levantaría durante un día de trabajo), David me puso un café y vi todas las felicitaciones que me habéis enviado por el I Premios Sur a las mejores iniciativas de Málaga en Internet a Un trocito de El Palo en Brooklyn. La verdad es que no me lo esperaba y me hizo mucha ilusión enterarme por mis amig@s virtuales, ya que tengo que decir que siento a muchos de mis lectores muy cercanos (es más, lo que me ha hecho más ilusión de el haber estado escribiendo es el haberme tomado unas cervezas en Brooklyn Inn con Manolo y María, a los que conocí a través de este espacio y la comunidad (aunque sea virtual) que se está creando entre los malagueños que estáis en casa y los que andamos desperdigados por diferentes partes del planeta.

Daros las gracias a tod@s por vuestro apoyo. Vosotros sois los que haceis que mi vida (bastante normalita) parezca más divertida y no se quede tan lejana de nuestra Málaga. Gracias otra vez.

Espero poder volver a conectarme antes de volver a Brooklyn el lunes y contaros nuestras aventuras en esta parte remota del país.

Abrazos desde Otis (echando de menos Brooklyn...).

miércoles, enero 07, 2009

~Taxi Driver~

En general soy una tía tranquila... nerviosilla, dirán algunos de los que me conocen, un poquito lianta, pero buena gente al fin y al cabo. Lo digo porque hoy me ha salido una vena de mala pipa impresionante, que hace que me plantee si soy más neoyorkina y menos malagueña de lo que creo que soy o si es al revés.

Si hay algo que aprecie de NY es la facilidad que tiene uno de pillar un taxi... Esos coches amarillos inmortalizados en películas y postales que cruzan la ciudad y que te llevan a tu destino. Claro, luego está el lado menos positivo: algunos van como kamikazes, otros te la quieren pegar y no van por donde les pides, que no encuentras taxis en hora punta o cuando llueve a mares... Pero bueno, creo que en todas partes cuecen habas y que hay taxistas buenos y taxistas no tan buenos, como en todas partes y te pones a pensar que si te tirases to el día metido en un taxi, aguantando a los estresados de turno (porque, a ver, ¿cuándo se coge un taxi? Pues cuando vamos con prisas porque vamos tarde a algún sitio o cuando vamos cargados con bolsas, así que el estado de ánimo del que coge el taxi no es siempre el mejor) y encima sortear el tráfico de Manhattan durante un chorrón de horas seguidas, es como para darle un premio a la paciencia a cualquiera.

Dicho esto, cada vez que me monto en un taxi, trato de ver el punto de vista del otro, hasta esta noche, en el que no sé si habrán sido las hormonas o que estaba más cansada de la cuenta que me ha salido la mala pipa y el que se la ha comido ha sido el taxista de turno.

Pues nada, que esta tarde salgo del curre súper tarde, cerca de las 9 de la noche y decido que después de una jornada laboral de casi 12 horas, a mi cuerpo serrano no le apetece casi una hora en metro, así que me pillo un taxi amarillo. Me pongo al lado de la carretera, con mi bracito izquierdo alzado (vamos, peli New York total, os haceis una idea, pero con menos glamour porque llevo puesto un plumón inmenso ya que hace frío y hay que tener la barriguita calentita) y nada, un taxi que tiene la luz amarilla encendida en lo alto (vamos, que está libre) se para y el taxista me pregunta algo.
Como una ya sabe de lo que va la movida, no contesto y me meto en el taxi.

Ya sentada, el taxista me pregunta qué para donde voy y le digo que para Brooklyn y me dice que no me lleva.

Respuesta de Carola (traducción libre del inglés, pero bueno, viene a ser lo mismo): "Pues si no me llevas, ¿por qué has parado? Sabes que el no llevarme es ilegal".

Respuesta del taxista: "Es que me queda una hora, sweetheart (inserte tono sarcástico aquí) y como voy para el Bronx luego, pues Brooklyn me queda a desmano". Mira, en otro momento de mi vida, probablemente me hubiese aguantado, me hubiese bajado del taxi, me hubiese acordao de to'os los muertos del taxista, y me hubiese quedado en la acera toda cabreada, confiando en la bondad de (algún taxi) desconocido, como Blanche DuBois en Un tranvía llamado deseo, que me llevase a casa. Pero esta noche no me apetecía. Además una cosa es que te llamen "mi alma" o "corazón" y otra es que el buen hombre tenga un mal día y me llame sweetheart cuando los dos sabemos que lo que quiere decir es justo lo contrario.

Así que intento hacerle entrar en razón, mientras hay otros coches pitando detrás de nosotros, porque este buen hombre se ha parado en mitad de la calle. "A ver, si no te queda nada, ¿por qué tienes la luz puesta? Pues haber encendido el Off Duty y así nos evitamos problemas. Además, si te queda una hora de curre, ¿qué más te da llevarme a Brooklyn? Son 20 minutos, el tiempo se te pasa volando, y seguro que pillas cliente de vuelta para Manhattan".

El taxista sigue en sus trece: "Te he dicho, sweetheart, que no voy para Brooklyn". Y dale con llamarme sweetheart. Pues ahora te vas a enterar lo sweet que es una... Vamos, yo también tengo que hacer cosas en el curre que no me apetecen, como todo hijo de vecino, y las hago, ¿no? ¿Te crees tú que te vas a salir con la tuya?

Sin inmutarme, le digo: "Vale, me bajo, pero como veo cuál es el número de tu medallion (es el número asignado a cada taxi que es el que llevan iluminado y que está dentro de cada taxi), antes de bajarme voy a llamar al 311 y les voy a decir que te has parado a recogerme y que ahora no quieres llevarme."

Llegué a casa en ese mismo taxi en 20 minutos. A pesar de que no cruzamos palabra en todo el viaje (me imagino que el que se estaría acordando de los muertos de una era, en este caso, el taxista) por haberle hecho pasar el mal rato decidí darle $2.00 de propina (un 10% del total).

No sé si considerar esto un arrebato New York o de El Palo. Tendremos que analizarlo.

domingo, enero 04, 2009

~Ya vienen los Reyes Magos~

Si hay algo que eche de menos de estas fiestas, es el día de Reyes, y no es tanto por lor regalos, sino por el roscón. Es uno de mis dulces favoritos (soy de la que ve el mundo de lo dulce sin relleno) y todavía me acuerdo de las tardes del 5 de enero, ir de chica con mis padres a ver la Cabalgata en el Parque y a ver si te tocaba algún caramelo. De mayor, la tradición era bajar a la Cabalgata, evitar que te pegasen un caramelazo (algunos de esos pajes tenían una puntería...) y luego cogernos un roscón y tomárnoslo en algún bar del centro.

Durante unas cuantas Navidades, me había resignado a perderme el roscón de reyes (no es exageración lo que me gusta, que el año que estuve de Erasmus en Inglaterra, una de mis mejores amigas me mandó uno por correo), hasta que hace un par de años, charlando con Jimmy, un mexicano que trabaja en uno de los bares del barrio, me dijo que los mexicanos tenían la "rosca de reyes" y que había una panadería en Sunset Park que los vendía.

Sunset Park es un barrio de Brooklyn, que tiene una población muy variada y cuenta con gran cantidad de población china, de hecho tiene un chinatown bastante importante a lo largo de 8th Avenue. Junto con los chinos, hay otros muchos grupos étnicos presentes en este barrio, siendo los mexicanos otro grupo importante. La mayoría de ellos proceden de Puebla, lo que ha hecho que algunos conozcan a este barrio como "Little Puebla".

Así que hace un par de años compramos un roscón y nos lo tomamos con unos amigos españoles y franceses en casa (en Francia toman un dulce similar por Reyes al que llama galette des Rois), junto con un buen champán (influencia de nuestra amiga gala) y que hizo que los que no conocían este dulce tradicional se les hiciese más fácil el digerirlo. (A David no le hace mucha gracia porque dice que es muy seco, pero ahora que lo pienso, es que no le hacen gracia los dulces en general).

Este año decidí llamar por teléfono a la Panadería Don Paco López y reservar un par de roscones: uno para tomármelo con los amigos en el Brooklyn Inn, un algo para animar la cervecita de los domingos (nuestra tradición dominical) y el otro para animar el lunes en la oficina con el café.

Total, que esta mañana, ni corta ni perezosa, me monté en mi F del alma, trasbordo en 4th Avenue al R y en 4 paradas me planto en la 45 y 4th Avenue, en Brooklyn. La verdad es que tuve mucha suerte porque los metros me llegaron muy bien de tiempo y no tuve que esperar nada.


La panadería Don Paco está en la esquina de la 47 y la 4 Avenue y es un localito coqueto, en el que venden pan, dulces y productos mexicanos. Al lado tiene una cafetería en la que sirven tamales y desayunos mexicanos. Me moría de curiosidad por tomarme algo, pero ya había quedado con David en nuestro barrio y, para no variar, iba con poco tiempo. Así que recogí mis roscas y charlé un poquito con Doña Lola, la dueña, que me comentó que había estado en España y que, casualmente, había comido roscón de Reyes allí ("con manzanitas", me dijo). La única diferencia que tiene la rosca con nuestro roscón es que en lugar de un solo regalo, los mexicanos, que son más generosos, ponen varias figuritas de un niño en distintas partes de la rosca. A los que les toque el muñequito, tienen que invitar a todos los presente a una tamaliza el 2 de Febrero, día de la Candelaria.

Total que recogí mis roscas, me volví a montar en metro para volver a casa y nos llevamos nuestra rosca al Brooklyn Inn para tomarla con todos los que estaban allí. Creo que los Reyes se han portado bien con ellos ¿no?


Una de las roscas en la panadería.


La rosca que llevamos al Brooklyn Inn.


Panadería Don Paco López
4703 4th Avenue
Brooklyn, NY 11220
Tel: (718) 492-7443

jueves, enero 01, 2009

~¡Feliz Año!~

Como lleva siendo tradición varios años, ayer fuimos a comernos las uvas en La Nacional. Con 8°C bajo cero y con nieve, acabamos yendo con unos amigos nuestros (ella es de Madrid y él es americano) a comernos las uvas.

Salimos de casa con tiempo (o eso pensábamos nosotros) y llegamos a La Nacional a eso de las 5.45pm, vamos, justo a tiempo para pillarnos las uvas y ver las campanadas con todos los españoles, como hemos hecho otros años. Cuando llegamos, La Nacional estaba de bote en bote y no pudimos pillarnos uvas, ni siquiera se llegaba a la barra para pedirse uno una cerveza. No la he visto tan llena, excepto durante la Eurocopa. Llegó un punto en que ni siquiera dejaban entrar a la gente, y el pobre David, que salió un momentillo, se quedó en la calle y acabó en un bar muy guapo, el Art Bar, esperando a que nosotras (Josh se unió a él) acabásemos de ver las campanadas. Desde luego que no es lo mismo sin poder comerse las uvas, pero bueno, al menos vimos las campanadas y la alegría del año nuevo se nos pegó con 6 horas de adelanto. Me llamó bastante la atención los "comecocos" que pusieron en la tele para comerse las uvas.


Después de ver las campanadas, nos fuimos a recoger a los chicos y de vuelta para casa, donde nos tomamos una copita de Rioja para celebrar lo que nos quedaba de 2008, mientras yo preparaba unas tortillas de patatas para llevar a casa de unos amigos en Park Slope (como siempre, aquí una sin bulla). Menos mal que Ana y Josh nos llevaron en coche, porque sí que se agradece el coche con este frío que le quitan a una las ganas de pegarse un paseo junto con lo que aquí le llaman el black ice, que es el hielo que se congela de tal modo, que se camufla con la superficie en la que se congela, por lo que hay que tener muchísimo cuidado para no pegarse un resbalón (o que te patine el coche, como ya nos pasó una vez).

Nos lo pasamos estupendamente en casa de nuestros amigos: con muy buena compañía, buen vino y una comida estupenda, no se puede fallar. Hasta nos preparon 12 uvas para que nos las comiésemos a media noche (uno de los anfitriones estudió en Madrid y otro de los invitados es de Mallorca). Me encantó como nos las presentaron, ensartadas en un pinchito, para que así nos fuese más fácil tomarnos el champán, mientras escuchábamos the drop of the ball por la radio, tras lo cual te ponen el Auld Lang Syne, que es la canción con la que empiezan el año nuevo aquí.

Desearos a tod@s un muy feliz 2009 desde Brooklyn.